Finalmente, y en contra de lo esperado, Cristiano Ronaldo será suplente frente al Barcelona. Aunque el futbolista se entrena con normalidad desde hace ocho días y el pasado martes disputó 24 minutos contra el Zúrich, Pellegrini lo reservará para la segunda parte. Se impone así el criterio del técnico sobre el deseo del jugador, que había manifestado durante esta semana que estaba listo para jugar de inicio.

Si la suplencia de Cristiano plantea un debate filosófico (sobre el que trataremos) también le resuelve un problema al entrenador. Instado a contar con Benzema, Pellegrini podrá alinear también a Higuaín, el delantero más en forma del equipo y su opción favorita. El resto del once no altera su esencia (Marcelo incluido), con la única duda de Albiol, que hoy pasará una última prueba para ver si está recuperado de sus molestias en la rodilla derecha; Garay es la alternativa si falla.

Y ahora el debate. Por un lado estarán quienes compartan la decisión de Pellegrini por considerar que guarda un cartucho para la segunda mitad, cuando también se espera a Messi. Por otro habrá quienes entiendan que la suplencia deja sin efecto una baza psicológica favorable al Madrid, al tiempo que plantea un riesgo mortal: que Cristiano, al igual que le sucedió al Kun en el derbi, entre en escena demasiado tarde. Por cierto, en ninguna de las dos opciones se reducen las posibilidades de una recaída.

El Barcelona, entretanto, arriesgará con Ibrahimovic desde el inicio, aunque al sueco todavía le chirrían los isquiotibiales y hoy se probará en el entrenamiento matutino. Messi, como estaba previsto, aguardará su turno en el banquillo y ya sería curioso que tanto él como Cristiano coincidieran en la banda como dos meritorios.

Titularidades al margen, el partido sigue siendo el mejor del mundo conocido. Se miden los dos primeros tanto de la clasificación histórica de la Liga (el Madrid aventaja al Barça en 137 puntos) como de las competiciones europeas (el Barcelona supera al Madrid en 23 puntos por haber jugado siempre torneos continentales). Más fácil aún: no hay otro duelo en el orbe capaz de reunir doce Copas de Europa.