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Liga Adelante | Las Palmas

Diego León: "Sería un fracaso no ascender"

Llegó como una apuesta segura y fermentada después de un seguimiento exhaustivo. Superadas sus molestias físicas, está en fase de recompensar a la Unión Deportiva. No es poca cosa cuando hablamos de un futbolista que juega y hace jugar como nadie.

Ignacio S. Acedo
<b>ELEGANCIA SUPREMA. </b>Diego León posa para AS con un Dodge del año 1931 en el estadio de Gran Canaria. Un coche exclusivo para un futbolista del mismo corte.
reportaje gráfico: carlos díaz-recio

Mientras respiro tengo esperanza". Así reza el tatuaje que luce en su antebrazo izquierdo Diego León (Palencia, 1984), consigna ejemplar que retrata su modus vivendi. El que le ha llevado a levantarse de una rotura de tibia y peroné cuando era la joya de la cantera del Real Madrid y acariciaba su debut en la etapa galáctica de Zidane, Ronaldo y Figo. Cualquier otro hubiese purgado esa desgracia abandonándose. Diego León se curó echándole hombría al asunto. Y cuando las piernas le respondieron, emigró buscando su reinvención. Alemania (Arminia Bielefeld), Suiza (Grasshopper), Inglaterra (Barnsley)... "Pude volver antes a España. Recreativo, con Óscar Arias de interlocutor, Racing de Santander... Desde la pasada Navidad Juanito estableció contacto conmigo y me convenció para fichar por la Unión Deportiva. En el Barnsley intuían que quería irme y hasta llegaron a apartarme", recuerda. Ahora luce el amarillo y no admite dobleces en su objetivo: "Sería un fracaso que no lográramos el ascenso. Lo tengo muy claro y así lo digo, porque vine aquí con el reto de subir a Primera". No se esperaba menos de un futbolista de pedigrí, criado a la orilla del Bernabéu y que lleva en el ADN un mandamiento: ganar sin coartadas.

Diego León, pura elegancia y filigrana en el césped, casa como nadie con un Dodge de 1931, modelo exclusivo y selecto que en tiempos utilizó el mismísimo Al Capone. Posa junto a la envidia de todo coleccionista con naturalidad e impresión ("¡vaya cochazo!") y se ruboriza cuando conoce que el Dodge está en el estadio a propósito de su juego: "¿Fútbol elegante? Bueno, agradezco el elogio. Yo trato de hacer mi trabajo lo mejor que puedo y de la manera en la que he podido desarrollar mi carrera hasta ahora. Me gusta jugar por detrás del delantero, con libertad creativa y tratando de aprovechar la frescura para asistir, para dar goles. No me ha ido mal y espero aportar todo lo que llevo dentro en beneficio del equipo. Ahora estoy cogiendo ese ritmo que necesito", expone.

¿Y los experimentos de Kresic de orillarlo a una banda o hacerle retroceder unos metros con mayor exigencia física y defensiva? "El míster decide y yo tengo que acatar sus órdenes tácticas. Uno tiene sus preferencias, pero esto es un deporte colectivo. Con tal de sumar...", desliza blindado a polémicas.

Inevitable tenerle enfrente y no rememorar una anécdota que resume la proyección superlativa que le dio fama nacional en edad juvenil: estuvo siete meses entrenándose a las órdenes del Madrid de Del Bosque y Camacho y, tras bordarlo en una sesión, Michael Owen ilustró su reverencia a León haciendo el gesto de limpiarle la bota: "Sí que me acuerdo de aquello. Se le dio bastante bombo porque no es muy normal que una figura como Owen haga eso con un canterano".

"Pero me extraña relativamente -continúa-, porque, tras el tiempo que he pasado jugando en Inglaterra, me he dado cuenta de que para los ingleses el fútbol es algo superior, una religión. Lo viven todo a tope y con una nobleza y honradez espectacular".

¿Qué queda del Diego León que prometía como nadie? "Queda todo. Soy el mismo. Con más años y experiencia, tras dejar atrás dos lesiones importantes...Pero con la misma o más ilusión si cabe. ¿Frustración por haberme quedado cerca de debutar con el Madrid? Eso ya quedó atrás. No pudo ser por una desgracia pero estoy muy contento de lo que he vivido. Jugué en la Bundesliga muy joven, también pasé por el fútbol suizo y en Inglaterra tuve unas vivencias inolvidables. Llegamos a la semifinal de la Copa tras eliminar al Liverpool y Chelsea... ¡Increíble!".

"Me queda jugar en Primera y si decidí regresar del extranjero es por conseguir ese reto. Firmé dos años con Las Palmas y quiero que en la próxima campaña estemos ahí", afirma.

La pregunta sale por inercia cuando se habla en voz alta de sueños de grandeza. La Unión Deportiva no funciona. ¿Qué pasa con un equipo llamado a más? "Pienso que tenemos un potencial enorme. Hay compañeros de calidad y toque y con una capacidad ofensiva tremenda. Y eso que la Segunda está igualadísima. Pero aquí podemos marcar la diferencia... Nos falta que acompañe la suerte y que demos ese paso adelante de querer mandar, ir a por los rivales, jugar al ataque..." Rápidamente matiza que sus palabras no encierran crítica alguna a Kresic. "Ni mucho menos", subraya. "Doy mi opinión de manera constructiva", añade.

"Soy optimista pese a que no hemos empezado lo bien que hubiésemos querido. Este proyecto me despierta una ilusión total y, si damos lo que tenemos, remontaremos posiciones. Le pido a la afición que no pierda la seguridad en esta Unión Deportiva", martillea. Así es Diego León. Un monumento a la esperanza. Como evidencia su antebrazo.