Liga BBVA | Deportivo 2 - Atlético 1
Un penalti tonto noquea al Atleti
Pablo derribó a Lopo en la prolongación. El Depor fue mejor y duerme en Champions. Los de Quique pueden ser hoy colistas. Agüero y Colotto, enormes
Fue innecesario, fue tonto, fue doloroso, fue penalti. En el minuto 92, alguna neurona estropeada empujó a Pablo a meter la pierna cuando Lopo, un central, intentaba controlar un balón imposible, pegado a la línea de fondo y de espaldas a la portería. El del Atleti llegó tarde a donde nunca debería haber ido y en vez de balón golpeó carne rival. Paradas Romero, que había encendido Riazor a los 48' al dar marcha atrás en otro penalti de Pablo, ése hombre, a Mista debido a un fuera de juego justito, titubeó y acabó pitando.
Los jugadores del Atleti enloquecieron, con Kun especialmente fuera de sí, hasta el punto de que Quique saltó al campo para taparle la boca y evitar su expulsión. Es normal que el chico se desespere, porque sus compañeros se empeñan en hacer inútiles sus constantes exhibiciones. Cuando vea las repeticiones por la tele, si yo fuera Pablo me apartaría de él. Cuando amainó la tormenta, Guardado, que es frío en lo bueno y en lo malo, marcó sin inmutarse, permitiendo al Depor dormir en zona Champions y hundiendo al Atleti aún más en una sima de la que no atisba el fin: será colista si Xerez y Málaga ganan hoy.
Antes del movido desenlace, el Deportivo se había hecho merecedor de la victoria a los puntos. Y eso que el Atleti vivió el inicio soñado para cualquier equipo en plena crisis nerviosa. A los 3 minutos, Lopo se durmió un segundo, lo que para Agüero es como minuto y medio. Kun le robó la pelota, se metió en el área como un rayo y batió a Aranzubía haciendo muy fácil lo que no lo era tanto. El portero tapó los ángulos obvios, pero el argentino la puso sin inmutarse cruzada, rasa y pegada al palo.
Pero la ventaja nunca se vio refrendada por el juego. El Deportivo, con Juan Rodríguez omnipresente y Riki haciéndole a Domínguez un durísimo examen de Selectividad, fue empujando al Atleti hacia atrás y, muy sabiamente, se dedicó a forzar todas las faltas laterales y córners posibles. Las remató todas, con Colotto reconvertido en Santillana y los defensores del Atleti en los pitufos. Así llegó el empate a los 21 minutos, en un saque de esquina botado por Antonio Tomás que peinó Juan Rodríguez en el primer palo para que el central argentino remachara de cabeza en el segundo.
Poco brillo.
El Atleti, con Forlán, Simao y Reyes en el banquillo, no encontraba más recurso que tirar pelotazos y encomendarse a las genialidades de Kun, que pese a el abandono casi logra ganar solito el partido. Recuerdos de Fernando Torres. Y al Depor le sobraban ganas, pero le faltaba juego. A cambio tenía a Perea, que hace cosas con el balón en los pies imposibles para el resto de humanos. Como Maradona, pero al revés.
El Atleti sólo dio síntomas de vida a partir del 57', cuando Quique se rindió a la evidencia de que Sinama no puede jugar en el Atleti y dio entrada a Simao, permitiendo además que Jurado jugara en su puesto natural de enganche. El partido, al fin, cogió ritmo y Aranzubía y Asenjo tuvieron que lucirse ante Kun, Juan Rodríguez y Lassad. Pero todo se decidió en el último instante y del modo más rocambolesco. Hoy, como tantas veces, el Atleti buscará culpables fuera, pero no los hay: no fue asesinato, fue suicidio.