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Liga BBVA | Valencia

"Silva está a la misma altura de Messi y Cristiano"

El tridente en Brassa de Mar. Ever Banega pasa revista a su etapa como valencianista. Reconoce sus errores y destaca que los malos tiempos pasaron y que espera seguir creciendo para llevar a lo más alto al Valencia y poder debutar con la albiceleste.

Chimo Masmano
Ever Banega
alberto iranzo

Hay futbolistas cuya única seña de identidad es lo que hacen sobre el césped pues, por su carácter introvertido, mantienen oculto su lado más personal. Ever Banega es un ejemplo. Pese a que aterrizó en Valencia hace casi dos años, muy pocos saben algo más de él que lo que muestra sobre el campo, pases y trabajo para el equipo que le han convertido en uno de los jugadores revelación. Por esto, a AS, Radio Valencia-Cadena SER y Cuatro se les presentó una gran oportunidad de conocer un poco mejor a Ever en un ambiente inmejorable: cena y posterior sobremesa en el restaurante Brassa de Mar.

Viajamos a la ciudad argentina de Rosario a principios de los 90, cuando un niño llamado Ever toma su primer contacto con el cuero. "Empecé a jugar con cuatro años y, como a todos mis hermanos, fue mi padre el que nos lo inculcó porque a él le gusta mucho, incluso llegó a jugar en Córdoba. Mis primeros pelotazos fueron en el barrio con mi hermano, después me fui a Newell's y allí me dejaron libre. En ese momento no quise jugar más, porque yo sólo quería estar en este club, del que soy hincha, y allí no me querían. Entonces, me puse a estudiar por las mañanas y me iba de albañil con mi padre a la obra por las tardes", recuerda un Banega al que las cosas se le habían puesto muy difíciles nada más empezar, aunque su suerte iba a cambiar pronto: "Un día estaba jugando un 'picadito' con los amigos y apareció un señor con un coche muy bueno y nos preguntó a mí y a otros dos si queríamos ir a probar a un club; fue bien y me invitó a hacer pruebas en Buenos Aires y me llevó a Boca Juniors y a River Plate. Y cuál fue mi sorpresa que me eligieron los dos". De quedarse sin equipo a ser pretendido por los dos clubes más grandes de su país: "Estaba feliz, me presenté en casa diciéndole a mi padre que Boca y River me querían. Llegué con los dos contratos y me dijo mi padre que firmara el que quisiera y escogí el de Boca porque él es un fanático de este club desde siempre".

Y, ya en Boca, el destino le tenía guardada otra cita: "Era suplente en la Sexta de Boca; pero todos los martes el entrenador del primer equipo, el 'Coco' Basile, organizaba partidos contra los que no jugaban en las inferiores. Ahí entré yo y me fue bien, tanto que un día fui al vestuario en el que nos cambiábamos y me di cuenta de que no estaba mi ropa; en ese momento el utillero me dijo que Basile quería hablar conmigo y lo hizo para decirme que ya no me movía de la primera plantilla. Fue impresionante, porque yo ni jugaba con mi equipo en la Sexta... Fue muy loco".

Con apenas 18 años, Banega es uno más entre los Riquelme, Palermo y compañía: "Fue grandísimo, porque yo a esos jugadores sólo los había visto por la tele ganando la Copa Libertadores, mientras mi padre me decía que me imaginara que estuviese yo algún día ahí y yo le contestaba que si estaba loco, porque estaba trabajando en la obra. Y, mira por dónde, un tiempo después me planté ahí". Además, asumiendo el timón en Boca que había dejado libre Gago al marcharse al Real Madrid en enero de 2007. "Empecé jugando aunque Boca había fichado un refuerzo, un jugador paraguayo, para suplir a Gago. Ese año fue bárbaro porque, además de Boca, tuve la oportunidad de jugar el Mundial Sub-20. Y fueron todo éxitos, ganamos la Libertadores, el Mundial y después la Copa del Rey con el Valencia". Así resume un año 2007 que acaba con su fichaje por la entidad ché: "Venía de jugar de Japón y en Navidades me llamó mi representante para decirme que me preparara porque me iba a jugar a España. Era una oportunidad de oro que no podía desaprovechar. Aunque se habló de una opción de compra del Madrid, fue el Valencia el que realmente vino a por mí. Y yo estaba muy contento porque era un equipo que había ganado cosas en los últimos años y tenía gran jerarquía".

Año y medio perdido.

Y en su nuevo destino las cosas no salieron como se esperaba: "Llegué a Valencia en un momento muy complicado, porque habían apartado a tres jugadores, con líos y con mucho escándalo por la cifra que se había pagado por mí. Yo no sabía qué hacer, era nuevo, estaba solo y lo pasé muy mal. Además, no hice las cosas como antes en Boca y desperdicié esos meses". Tras media temporada en la que se habló más de cuestiones personales de Banega que de su fútbol, llegó la cesión: "En total, creo que regalé un año y medio de mi fútbol, por lo que ya no podía desperdiciar más. De ahí que este año esté más centrado y con muchas ganas. Cuando analizo lo que pasó, pienso que soy chico y que tengo que disfrutar, pero me arrepiento mucho en lo futbolístico por no hacer cosas que sí podía".

Y este pasado verano se le presentó a Banega una nueva 'chance' en Valencia: "Cuando vino Emery no me quiso ver al llegar tarde de los Juegos Olímpico, me dijo que sería mejor que tuviese minutos en otro equipo y que se había hablado en el club sobre temas personales míos. Pero esta vez iba a ser diferente, terminé la temporada con el Atlético, me fui de vacaciones y me preparé para hacer una buena pretemporada. Y el míster me dijo que si lo hacía bien en verano tendría mi oportunidad".

Esta vez sí, Banega aprovechó la ocasión y algo ha cambiado en él: "Cada año mejoras un poco más y cada entrenador que pasa te va dejando cosas. Ahora, estoy con confianza, me siento bien y quiero seguir mejorando. Esto es largo y hay que trabajar mucho para conseguir mi objetivo, que es demostrar que lo que se pagó por mí valió la pena. Emery es un entrenador muy motivador y que me ha hecho cambiar algunas cosas. Por ejemplo, juego más al primer toque que antes, porque me gustaba mucho tener el balón". Incluso, el argentino reconoce que hay partidos en los que su nivel no ha sido tan alto como el día del Sevilla: "No son todos los choques iguales, hay algunos, como Santander y Málaga, en los que no te dejan jugar porque te presionan mucho".

Con toda la confianza del mundo en sí mismo, Banega no se esconde a la hora de hablar de objetivos colectivos ("hay un buen plantel para llegar a algo grande, peleando con todos y para llegar a la Champions, que es lo que necesitamos; el Barça está un escalón por encima y detrás estamos a un nivel parejo el Madrid, el Sevilla y nosotros") y personales ("todo jugador sueña con vestir la albiceleste y yo he estado más atento a las últimas convocatorias, pero esto vendrá solo; ahora, estoy tranquilo, disfrutando con el Valencia. Sueño con el Mundial, pero todavía no me han llamado y sé que hay muchos jugadores por delante").

Además, tiene palabras de elogio para compañeros tan importantes como Albelda ("es un jugador experimentado y es muy bueno tenerlo en el equipo, porque está siempre bien ubicado y es un buen referente para nosotros"), Baraja ("le tengo mucho respeto por la importancia que tiene en el club y todo lo que ha conseguido") y, sobre todo, David Silva, al que eleva en su consideración: "Es el jugador más determinante del Valencia y está a la misma altura que otros cracks mundiales como Cristiano y Messi". Palabra de Ever, al que la madurez no sólo le ha llegado dentro del campo.