Un escueto comunicado redactado en catalán puso en alerta a todo el barcelonismo: Abidal estaba en casa con gripe A; Touré debía esperar unas horas para que se confirmara el mismo diagnóstico. Pasaron cinco horas desde entonces y un correo electrónico anunciaba lo esperado: el marfileño también está contagiado del virus N1H1, por lo que debieron cancelar el billete de avión que hoy trasladará al equipo a Bilbao.

Guardiola se lo tomó con calma. "Son cosas que pueden pasar", dijo, anunciando que "sólo si sobraran vacunas haríamos que nos las inyectaran. Los deportistas no somos grupo de riesgo, por lo que niños, personas mayores y necesitados tienen prioridad". Cordura demostró el técnico.

La semana pasada, en el vestuario del filial, comenzó a especularse con la llegada del virus la Ciudad Deportiva Joan Gamper. Falsa alarma. Ni el delantero Jonathan Soriano ni el lateral Martín Montoya la padecieron. Se libraron por poco, eso sí. De ahí que una relativa tranquilidad que ayer se resquebrajó por todos lados. El mensaje, que prosiguió verbalizando Pep fue claro: "Saldremos de esta adelante".

Así, los culés arrancarán un tramo de nueve partidos en 28 días con la psicosis en el cuerpo. Zlatan Ibrahimovic está lesionado, Touré, enfermo y Abidal, lo uno y lo otro: el galo se lastimó con su selección y estaba en plena carrera contra el reloj para llegar al clásico. "Estaba evolucionando muy bien", anunció su entrenador: deberá tomárselo con mucha calma.

En Bilbao están tranquilos. Llorente será duda en el ataque, pero la consigna es clara: presión, más presión y a ver qué pasa. El líder llega tocado. El equipo A tiene la gripe.