El sueño se acabó. Y fue doloroso, aunque en parte previsible. Se juntaban todos los condicionantes para que fuera una de esas noches en las que todo se tuerce... y se torció. El Nàstic, un gran rival lejos de su campo, dio una lección de juego en el Cartagonova. Así de simple, fue mejor, muy superior, se hizo dueño del centro del campo, sus defensas no pasaron apuros y los de arriba (Walter es un peligro constante) se pusieron las botas. Fueron dos goles, pero pudieron ser cuatro. Sin discusión, el equipo de Juan Ignacio vio truncada su racha (ya no quedan invictos en Segunda) y no queda otra. Ferrando puede sacar pecho, grabar el partido en vídeo y machacárselo a sus hombres toda la semana con un cartelito que diga algo así como 'esto es lo que quiero ante nuestra gente'.

El Cartagena fue Cartagena (al menos lo que nos tiene acostumbrados) sólo un cuarto de hora. En ese momento el Nàstic calentó la máquina y empezó a ser el de siempre, el que había advertido Juan Ignacio que haría pupa... Así, era cuestión de tiempo que cayera el primero. Y pasó. Campano botó una falta lejana, ni José Mari ni su marcador llegaron a tocar la bola pero sí despistaron a Rubén, y el balón entró. 0-1. Se podía remontar. El Cartagena no renunció a su identidad, pero el Nàstic tiró de manual y en una contra de Walter, que asistió a José Mari, firmó el segundo antes del descanso. La cosa pintaba mal para el líder.

El intermedio tampoco sirvió de estímulo. Nada más reanudarse el choque una contra grana terminó con el balón paseándose por delante del marco local... el tercero no cayó de milagro. La cosa fue incluso a peor para el Cartagena olvidó su mejor juego (faltaron cuatro titulares indiscutibles... excusa típica para los ventajistas) y hasta Rubén se mostraba inseguro en la salida de balón. Todo salía mal para los albinegros, el Nàstic jugaba con el reloj y con su rival. Juan Ignacio dio salida a hombres como Quintero, Tonino y Falcón, que dieron vida... pero tampoco.

Los de Ferrando quieren estar con los mejores y tienen mimbres para ello... si juegan así cada domingo -y no sólo lejos de su estadio- lo tiene en su mano.