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Copa del Rey | Almería 0 - Hércules 1

Tiago desnuda al Almería

Un Hércules muy serio apea a los de Hugo, sin recursos

Antonio Gallardo
<b>ALEGRÍA. </b>Los jugadores del Hércules celebraron la clasificación sobre la hierba del Mediterráneo.
ALEGRÍA. Los jugadores del Hércules celebraron la clasificación sobre la hierba del Mediterráneo.Carlos Barba

La ilusión tumbó al Almería. Y encumbró al Hércules, que con once suplentes de oro tuvo una de las noches más placenteras que acumula fuera de casa esta temporada. Hasta ayer sólo había ganado un partido fuera, en Balaídos, y contaba con dos goles a favor en seis viajes. El Almería volvió a las andadas. Sin ideas y sin recursos. Plano. Incapaz. El Boquerón lo preparó todo con mimo. Y respetó la importancia del partido grande de la semana, el del domingo ante el Numancia. El plan B del malagueño sacó los colores a Hugo y a su Almería. Para ello sólo le bastó un buen plan de partido. Y la ilusión de sus futbolistas.

La Copa es el país de las sorpresas, sí. Y la motivación del rival de inferior categoría suele voltear muchas de sus eliminatorias. Pero lo de anoche requiere una reflexión más profunda en Casa Hugo. El mensaje del Boquerón era claro. "Mi pan es la Liga", debió pensar colocando un once totalmente diferente al habitual de Liga. Hugo amenazó con rotar y puso a siete titulares. Y su equipo se diluyó estrepitosamente. El Macho ha arrojado a su equipo a los brazos del efectismo. "Queremos ser más prácticos", es su lema. Más que práctico, su equipo es gris. Muy gris. Buen ejemplo de ello es Corona, toque y visión por excelencia, que parece un extraño dentro del esquema rojiblanco. Le falta ritmo, es cierto, pero el Almería de Hugo carece del engranaje para futbolistas de su perfil. No le van los jugones a Hugo, que se juega casi todas sus cartas al genio de sus dos duendes, Piatti y Crusat. Velocidad es desequilibrio. Un plan muy adecuado para contragolpear. Sin embargo, ayer era el Almería el que partía con la eliminatoria perdida y se estrelló. Lo confió todo a la conexión de los pequeños y no le bastó. A Corona, desubicado, se le quedó la brújula en el vestuario. M'bami y Soriano aportan consistencia, pero les falta luz. Espacios, transiciones rápidas. Ése es el único hábitat para el que está preparado este Almería.

Y el Boquerón, perro viejo, viajó con el partido mascado. Ahogó bien a Piatti y Crusat y mató al Almería, que sólo encontró resquicios en la cabeza de Acasiete. El peruano cazó dos centros venenosos. El primero, en el epílogo de la primera parte, lo salvó a bocajarro Unai. El segundo, tras el entreacto, se lo sacó el larguero. Piatti y Crusat siguieron probando. Hasta que el argentino se le escurrió a Pamarot y provocó un penalti muy light. Rubinos no dudó. Pero Unai estaba ahí para arreglar el error del colegiado. Luego entró Tiago Gomes, un león que no se detendrá hasta verse en Primera. Cristian vio su desmarque y sacó el tiralíneas. Guilherme, que igual andaba arrepintiéndose de su brutal entrada a Ruz dos minutos antes, se tragó el desmarque. 0-1. El billete a octavos durmió en Alicante.