Sacudidos por la historia del Alcorcón, una de esas proezas que embelesan desde niños, los seguidores, jugadores, técnicos y directivos de la Cultural Leonesa esperaban escribir su propio capítulo histórico venciendo al poderoso Barcelona. Pero enseguida se vio que el guionista no tenía los mismos argumentos para inspirarse. O sea, que quien quiera comparar al Real Madrid con el Barcelona, a estas alturas de la competición, se deja guiar más por sus impulsos que por la razón. Porque, con la razón en la mano, el Barça es como un actor avezado y el Madrid, un joven talentoso pero todavía por pulir.
Ordenado y valiente, la Cultural opuso resistencia durante gran parte del partido, cerrando las vías de acceso hasta Saizar, aunque para ello quedó muy encogido, lejos de poder trenzar en busca de Jito. Trabado y lento, el partido le resultó incómodo a un Barça salpicado con jóvenes del filial, con Jeffren como lateral derecha, en una guardiolada más propia de los comienzos de la pasada temporada, y Assulin en el costado izquierdo del ataque.
La primera jugada destacable fue un centro de Gorka desde la izquierda que Chema tocó algo desviado. La siguiente fue en la otra portería y significó el gol del Barça: Bojan, impreciso en muchos momentos, porfió por la frontal del área, hasta que un rebote saltó hasta el pie derecho de Pedro, que empalmó la pelota para convertirse en el único futbolista que ha marcado en todas las competiciones que ha disputado. Si consigue un gol en el Mundialito de Clubes, en diciembre, habrá entrado en el Libro de los Récords.
Cansino.
Con un ritmo lento y la pelota casi en propiedad exclusiva, el Barça controló el resto del encuentro sin agobios de ninguna clase. La única ocasión de peligro de la Cultural se produjo a los 58', cuando Jito se sacó de encima a Sergio con un buen movimiento y sacó un derechazo que Pinto atajó abajo. Poco después, Pedro hizo el 0-2, después de un centro milimétrico de Jeffren, experimento fallido en su faceta defensiva, mejor cuando Guardiola lo sacó del fondo y lo cambió de banda, tras la entrada de Abidal por el desafortunado Assulin.
Movieron los banquillos ambos entrenadores, en busca de oxígeno Yosu Uribe (se fueron Yahvé, Chema y Ferrán con muchos kilómetros en las piernas), para repartir caramelos Guardiola: al debut de Assulin se sumaron Jonathan dos Santos (el hermano de aquel Giovanni mexicano que prometía tanto) y Jonathan Soriano, que tuvo el tercer gol en el pie derecho en el alargue, pero la mandó afuera.
Queda la vuelta, un trámite que servirá de excursión gozosa para la Cultural. La historia quizá le reserve otro momento, otro día.
