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Liga BBVA | Racing de Santander

"Mandiá debe buscar un sistema donde el equipo se encuentre cómodo"

Las tertulias del Gambrinus con... Xisco. Las lesiones no le han dejado demostrar en Santander la calidad que le hizo fichar por el Newcastle hace un año. Esta temporada al Racing no le están rodando las cosas y El Sardinero ya protesta.

Jaime Del Olmo
<b>CARCAJADAS. </b>En numerosos momentos de la cena las risas y el buen ambiente fueron generalizados.

Lamentablemente para él, unos problemas estomacales le impiden degustar el carpaccio de boletus, la ensalada de perdiz escabechada y la merluza rellena de centollo con que Miguel nos deleitó en el Gambrinus. Francisco Jiménez Tejada, Xisco, se tuvo que conformar con un arrocito blanco acompañado de una pechuga de pollo a la plancha.

La diarrea, eso sí, no impide que la del lunes fuera una de las veladas más divertidas que recuerdo en estos encuentros con los ases, sobre todo, para qué negarlo, con la disparidad de criterios que tienen Pedro López y Roberto González en casi todo: forma de juego, nombres propios, soluciones a los problemas, Xisco estuvo relajado y en su salsa; sólo me pidió una vez que dejara el bolígrafo sobre la libreta para no reflejar lo que sucedió en un episodio que le dejó boquiabierto, el encontronazo que tuvieron Aouate y Munúa en el vestuario del Deportivo.

Muy precoz.

Porque este mallorquín de 23 años, concretamente de Santa Ponça, tiene mucho que agradecer al club coruñés. En su tierra no creyeron en él, nunca jugó en las categorías inferiores del Mallorca y se tuvo que buscar la vida siendo muy joven lejos de su familia: "No me quisieron en el Mallorca, no le gusté al director de la cantera tras las pruebas que realicé. Tuve que irme al equipo de División de Honor Juvenil del Atlético Baleares con 16 años y al año siguiente me fichó el juvenil del Deportivo. Me fui allí solo; pasé tres meses malos, añoraba a la familia y amigos y estuve a punto de dejarlo todo e irme, no lo aguantaba. No conocía a nadie, me cambió la vida de la noche a la mañana".

"Esa temporada, el filial, que estaba en Tercera División, sufrió las lesiones de dos delanteros y jugué 14 partidos con ellos. Marqué 17 goles. A la siguiente campaña, en la primera plantilla, se dio la circunstancia de que cayeron lesionados Pandiani y Tristán, y que Luque había forzado una sanción. Dio la casualidad de que Irureta fue a ver un partido del filial, ganamos 5-0 y marqué los cinco goles. Me llevó a Anoeta y debuté en Primera contra la Real Sociedad, jugué unos 30 minutos. Fui el primer y único chaval de la cantera que subió Jabo en siete años que estuvo en el Deportivo".

La venda de la suerte.

Esa puesta de largo en Primera fue el 26 de abril de 2005. Sus primeros goles con el Deportivo llegaron con el doblete que le endosó al Zaragoza en La Romareda casi un mes después, el 15 de mayo. Al año siguiente, en cambio, sólo jugó 10 partidos con Caparrós en el banquillo, lo que provocó que la temporada 06-07 fuera cedido al Vecindario de Segunda División. Marca 13 goles y regresa al Deportivo de Lotina, donde explota como delantero y deja para el recuerdo una tarde, un partido, Racing-Deportivo en El Sardinero. 6 de abril de 2008; un chaval con una venda en la cabeza a modo de amuleto se basta para desarmar al equipo de Marcelino, que alineó a una zaga formada por Pinillos, Navas, Oriol y Ayoze:

"Fue uno de los partidos más completos en mi carrera. Marqué dos goles, el primero en el primer minuto con un tiro raso desde fuera del área pegado al poste. Luego Coloccini hizo el segundo. Jorge López nos marcó el 1-2, pero cinco minutos después, todavía en la primera parte, pude hacer el definitivo 1-3 tras una contra y quedarme solo frente a Toño; le batí al primer toque. Lo de la venda fue porque me hicieron una herida en la oreja dos jornadas antes contra el Mallorca y me dio suerte contra el Murcia marcando tres goles. Mis compañeros me decían que me mataban si me la quitaba...".

Inglaterra.

Todo hacía indicar que Xisco iba a continuar en el Deportivo la siguiente temporada, pero de la noche a la mañana emprende una nueva aventura en el Newcastle:

"Me sorprendió lo rápido que surgió todo, a una semana de cerrar el mercado. Conociendo cómo es Lendoiro en las negociaciones, no pensé que se iba a cerrar. Se arregló todo el último día, estaba concentrado con el Deportivo para el primer partido de Liga contra el Real Madrid. Me llamó mi hermano, que es el que lleva esos temas con Pedro Bravo, mi representante, y me dijo que estaba ya hecho con el Newcastle. Me hizo muchísima ilusión, es un club histórico, tenía una plantilla muy buena, con gente como Owen, Martins, Alan Smith, Duff, Viduka, José Enrique o Coloccini, que fue el que me animó para cerrar el fichaje".

"La cosa empezó bien, jugué los primeros partidos con Chris Hughton, pero los malos resultados hicieron que le destituyeran y pusieran como entrenador a Joe Kinnear. Estuve tres meses en el banquillo sin rascar bola, prefería alinear a Owen y Martins. Llegó el momento de jugar, y en el primer partido me rompí el dedo gordo del pie y estuve otros dos meses sin jugar".

Capítulo aparte merece su vida en las islas, las instalaciones del club de las "urracas" y el comportamiento de la afición con el descenso del equipo:

"Me decían que la vida en Inglaterra era más difícil pero para nada, se vivía muy bien; llevaba el mismo ritmo de vida que en España. Si querías comer mal, comías mal, comida rápida y demás, pero si querías comer bien, comías bien. Lo único que llevaba mal era cenar a las siete en las concentraciones, me comía las patas de la mesa, qué hambre"

"En las instalaciones deportivas del club, y en la de la mayoría de equipos de la Premier, estabas como en casa. Tenían de todo: gimnasio, sala de juegos, televisiones, internet... todo gratis para los futbolistas. Pero sobre todo me quedo con la afición, creo que es la mejor del mundo, no he visto nada igual. Todos los partidos había 55.000 personas en el estadio, a los amistosos de más de 400 kilómetros iban unos 8.000, cuando descendimos en Birmingham contra el Aston Villa fue espectacular. Nos salvábamos con un punto y perdimos 1-0. Se quedaron llorando y aplaudiendo al equipo; en el aeropuerto lo mismo, animando y diciéndonos que no pasaba nada, que subíamos al año siguiente. El último día del entrenamiento previo a las vacaciones, la ciudad deportiva llena, con pancartas, aplausos, la gente emocionada...".

El Racing.

Con ese descenso, Xisco hizo todo lo posible por abandonar el Newcastle cuando supo del interés del Racing: "Tenía la esperanza de poder salir. Había ofertas por parte de otros equipos, pero el Racing fue el que más se interesó por mí. Forcé bastante la situación para lograrlo porque no quería repetir otro año así, sin apenas jugar. Necesitaba volver a estar cómodo en España jugando al fútbol. Mandiá y Juanjo (González) me convencieron para venir, aunque no hacía mucha falta porque para mí el Racing es un club mítico de Primera, había jugado la UEFA, lleva varios años sin apuros en mitad de la tabla y tenía claro que quería venir".

Pero las cosas no comenzaron bien, ni en lo personal ni en lo deportivo: "Tuve mala suerte. En mi primer partido contra el Atlético me lesioné en la primera jugada, aunque aguantara unos minutos más. En un salto tras un saque de Toño, en la caída pisé a Ujfalusi y me lastimé el tobillo. No me lo podía creer. Luego tuve problemas en los isquiotibiales, pero ya estoy totalmente recuperado, preparado para jugar contra el Salamanca. No sé si jugaré o no, eso lo decide el entrenador, pero en caso de hacerlo de inicio, no lo veo como un examen. Esto acaba de empezar y habrá tiempo para todos".

Pitada de El Sardinero.

Xisco experimentó el domingo por primera vez en su carrera que tu propio público te pite al final de un partido:

"Nunca viví nada parecido, ni con el descenso del Newcastle. Pudo ser mucho peor si no llegamos a empatar; veo lógica su reacción, en casa no hemos dado alegrías, jugamos mal y cuando no terminas de convencer es normal que la gente esté cabreada, su forma de expresarlo es con los pitos. Esto no nos debe descentrar; al contrario, nos debe motivar de cara al próximo partido".

"No hemos encontrado el sitio en el campo y eso pasa factura. Tampoco ningún equipo que ha alineado ha terminado de responder; el entrenador tendrá que ir probando otras cosas hasta que encuentre la fórmula y al menos sepamos a lo que jugamos. Hay que mejorar muchas cosas, Mandiá es el que tiene que buscar la solución, dar con un sistema donde el equipo se encuentre cómodo en el campo. Los culpables somos todos, y los jugadores tenemos la mayor parte de culpa; ninguno estamos dando el cien por cien. Hasta que no estemos cómodos...".

El domingo sí estará cómodo al ver a sus familiares y amigos animando en el ONO Stadi, a él y al Racing: "No me motiva especialmente enfrentarme al Mallorca, pero sí jugar allí".