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Pedro deja su sello en León
El Barcelona dejó prácticamente sellada la clasificación con un triunfo en un partido en el que tuvo que trabajar mucho hasta que llegaron los goles, un castigo muy duro para una meritoria Cultural que se quedó sin gasolina en la última media hora. Pedro anotó los dos goles y ya ha marcado en todas las competiciones, cinco, en las que ha participado el Barça en esta temporada.
Es tinerfeño y se llama Pedro Rodríguez Ledesma. Cada vez es más Pedro y menos Pedrito, aunque el nombre que seguramente convendría saber es el de su ángel de la guarda. Porque parece este antes Pedrito y ahora Pedro uno de esos futbolistas con estrella, con un don más allá de la calidad, que no es precisamente poca. Un don que saca lustre a carreras y que no se entrena: estar en el sitio adecuado en el momento oportuno, olisquear las ocasiones, buscarlas o simplemente dejarse seducir por ellas, tan propensas como parecen a llamar a su puerta.
Pedro marcó en el Reino de león en el estreno del Barcelona en Copa, y es noticia hoy y notición quizá en Abu Dhabi, cuando llegue el Mundial de clubes, donde el canario se puede convertir en el primer jugador en la historia del Barcelona que consigue marcar en seis competiciones en una temporada. Hasta hoy, ha dejado su huello allá por donde ha pasado el Barça: Supercopa de España ante el Athletic, Supercopa de Europa ante el Shakhtar (gol del triunfo en la prórroga), Liga (gol del triunfo ante el Almería), Champions ante el Dinamo de Kiev y desde hoy también Copa del Rey. Y por partida doble.
Con sus goles se asentó definitivamente el Barcelona, que jugó serio porque defiende título y tal vez también porque llevaba aviso en una Copa que marcha cortando barbas de ilustres vecinos. Pero el Barcelona caminó sólido y se permitió muchos cambios, en parte porque la Masía sigue respondiendo de forma magnífica, en parte porque el óptimo funcionamiento del equipo permite el intercambio de piezas. Para Guardiola el día fue redondo porque dejó a la artillería pesada en casa (Ibra, Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué, Messi...), lució palmito de cantera y se permitió interesantes experimentos como situar a Jeffren como lateral derecho en busca de recursos para alargar al máximo una plantilla en teoría corta para tanta batalla, tanto compromiso.
La Cultural, una cuestión de estilo
Pedro, con precisión de verdugo de guante blanco, acudió a la cita con el gol en momentos trascendentales del partido. En el minuto 40 remachó con potencia el rechace que cayó a sus pies tras una buena acción de Bojan. Hasta entonces la Cultural había plantado cara y casi había conseguido eliminar casi todas las barreras, las diferencias entre el gigante y el modesto. En el minuto 62 Pedro, siempre Pedro, embocó cruzado y con clase un excepcional pase de Jeffren que rajó el campo a la espalda de la defensa de un equipo leonés herido tras el primer zarpazo del coloso y muerto tras el segundo, pero muerto con todo el honor. Y con estilo.
Porque la Cultural Leonesa dejó un muy digno partido ante el escaparate que le regaló el sorteo. Y no cuesta reconocerlo más allá de que esta vez no hubiera victoria (no digamos goleada) ni zozobra del transatlántico de turno. No es necesario para reconocer a un equipo esforzado, ilusionado y con un plan de trabajo. Mientras tuvo gasolina trató de asfixiar al Barcelona, de colapsar el centro del campo para nublar su visión de rayos X. Y cuando tuvo el balón quiso jugar, tocar y llegar con ritmo y sin complejos ni penas, sacando partido a las pocas concesiones del equipo que lo gana todo. Mérito para un batallador centro del campo y para la referencia constante de Jito, que se quedó sin marcar pero no sin intentarlo siempre, por su pie o por el de sus compañeros.
El despliegue leonés nunca estuvo tan cerca de cristalizar como en el minuto 35, cuando el veterano Chema cruzó demasiado en el área un servicio de Gorka, que había llegado a la línea de fondo. Por entonces el Barcelona pasaba minutos de incomodidad, atascado por el rival y congelado por el frío que abrazaba al Reino de León. Justó después llegó el 0-1 y la calma, justo antes había vivido el equipo de Guardiola de su jerarquía y su seriedad más que de su calidad, que se había concentrado en las botas del prometedor Gai Assulin, que aprovechó la titularidad para agitar el ataque azulgrana con descaro y algunos detalles de categoría, sobre todo un autopase de tacón que le dejó sólo ante el portero.
Si el israelí dejó detalles y Pedro puso la diferencia real por la vía de la pólvora, hubo otros menos iluminados en un Barcelona bien estructurado en torno a un muro en la medular (Touré, Keita, Busquets). Bojan, sobre todo, demostró que su progresión marcha ralentizada y que le cuesta modular la ansiedad cuando tarda en marcar. Goleador capital en la pasada Copa, participó mucho y tuvo buenas acciones, pero se atoró a la hora de la verdad, con el estoque o el último pase. En la zaga y un partido esencialmente tranquilo, Chygrynskiy cumplió a rebufo de un Márquez que va recuperando su mejor nivel sin lesiones de por medio. El ucranio no tuvo que medirse en velocidad, su talón de Aquiles, y estuvo sobrio sin sacar a pasear su precisión con el pase en largo, suerte que apenas ha practicado desde que viste de azulgrana.
Tras los últimos intentos de la Cultural, capitaneados por Jito y Yahvé antes del segundo gol, el partido quedó manso y cerrado. Pedrito rozó el hat-trick y Bojan dejó escapar el tanto redentor en los últimos coletazos del Barça, ya monstruosos para el agotado equipo local. Después llegó la amnistía y minutos sosegados y limpios en los que Guardiola dio la alternativa a Dos Santos y Soriano, ex del Espanyol. Dos debuts más en el primer equipo y broche a un triunfo trabajado primero y plácido después, o más bien plácido gracias al trabajo serio de un Barcelona que no tembló, evitó sustos y dejó la clasificación encarrilada. Lo que casi parece un lujo en estos tiempos que corren, un lujo amasado desde la fuerza del bloque e iluminado por la estrella de Pedro, que ya mira a su cita con la historia en Abu Dhabi.