Arana no acalla la ira popular

Liga BBVA | Racing 1 - Osasuna 1

Arana no acalla la ira popular

Arana no acalla la ira popular

Igualó en el 94' y evitó la cuarta derrota del Racing en casa. Pandiani adelantó a Osasuna tras fallo de Henrique. Partido malo y bronca de El Sardinero.

Visitar El Sardinero es ya casi igual de plácido que ir al balneario de Puente Viesgo. Todo el que se enfrenta al Racing en su casa sale, cuanto menos, más sonriente y relajado. Y Osasuna no podía ser menos tras haber ganado en Santander Getafe, Barça y Valencia. A pesar de que los de Camacho acariciaron el triunfo gracias a un gol de Pandiani, y a que sólo un tanto de Arana en el 94' le amargó; el peor parado del envite fue el Racing. Así de contradictorio. Así de real. Porque el tanto verdiblanco no espantará a la crítica, no disminuirá el enfado de la grada y dejará igual de suspendida en el aire la credibilidad de Mandiá. Las razones son numerosas y variadas: el Racing arroja malas sensaciones, o peores, juegue quien juegue; no tiene un patrón que seguir y defender, y comete los mismos errores un día sí y otro también. Los problemas son ya de sobra conocidos por todos y las soluciones no se vislumbran. Por eso, la igualada no evitó la bronca a modo de despedida de su enojada parroquia.

La objetividad obliga a reconocer que el premio que se repartieron Racing y Osasuna fue injusto para ambos. Ninguno hizo méritos para puntuar. Las defensas eran sobrias pero los ataques poco elaborados. En el Racing la carencia a la hora de tratar bien el balón ya es crónica. Falta lo de siempre; jugones. Canales es el que hay más a mano, aunque también es al que menos se aprovecha, y de otro que hacía falta y nunca llegó, Borja Valero, prefiero ni acordarme.

Lo de Osasuna tiene, al menos, justificante. Juega así. Directo y basado en las segundas jugadas. Por eso, le bastó con repetir su estrategia hasta hallar petróleo. En una de esos pelotazos paralelos a la caída en banda de un punta, Aranda le ganó la espalda a Henrique, que tenía ventaja en la acción. Una vez burlado el brasileño, encaró desde un lateral a Toño, alzó la cabeza con la paciencia de un experto y sirvió atrás a su socio Pandiani para hacer lo único que sabe: machacar. Ése fue todo el bagaje de Osasuna. Ni siquiera Juanfran ni Camuñas comparecieron.

Sin ideas.

Con tan poca presencia visitante arriba, el Racing tuvo más tiempo el balón. De manera inútil. Al poco peso en el partido de Colsa se unió el irregular encuentro de Lacen, la falta de físico de Luis García y la aciaga tarde de Serrano. El ex atlético, dejó detalles, pero aún necesita otra marcha más. La definitiva. Encima, su excelente polivalencia desconcertó a Serrano, que ayer volvió a avivar el solito el debate de si tiene más clase que garra. Sin ellos acertados, Munitis y Tchité fracasaron. Así que las oportunidades escasearon. Una falta lejana a las manos de Ricardo y un disparo cruzado de Tchité con veneno. Sin más.

El milagroso empate del Racing llegó, como no podía ser de otra manera, por un fallo garrafal del adversario, ya que era imposible lograr algo positivo por mérito propio. Esta vez el gazapo no fue tan cruel como en el 0-1, ya que acumula a más culpables. Hasta tres: Josetxo, Flaño y Ricardo. La pifia fue aprovechada por Arana para meter la puntera en el último suspiro. Quizá porque a esas alturas el andaluz era el único que no atendía a la ligera pero significativa pañolada de la grada. Que la hubo. Y pitos; por mucho que al término del choque suban tres tonos a David Bustamante en la megafonía.

El empate final deja dos sensaciones. Por un lado, Osasuna va viento en popa. Por otro, la revolución que había planteado Mandiá en su once sólo surgió efecto un rato, aunque ello no justifica que Morris, el más regular hasta la fecha, se quedara en la grada sin más cargos que ser bajito. Como tampoco se explica que tres fichajes se acomodaran en la grada y otros tres en el banquillo. Así que igual lo más positivo para el Racing es que Pernía, a su regreso de Cuba, verá que la vida sigue como cuando se fue. Que no es poco.