El Madrid sigue dormido

LIGA BBVA | Sporting 0 - Real Madrid 0

El Madrid sigue dormido

El Madrid sigue dormido

REUTERS

El Real Madrid se dejó dos puntos más en el camino contra un buen Sporting, que sólo sufrió cuando le abandonó el físico. El equipo de Manuel Pellegrini continúa lejos de esa brillantez prometida y que cada día parece más difícil de alcanzar. En las bandas tampoco estuvo la solución. El Madrid continúa sufriendo la ausencia de Cristiano Ronaldo, lo que en partidos como éste no dice mucho del equipo.

El Real Madrid está en proceso de transformación, ya se sabía, pero lo que va quedando menos claro con el avance de las jornadas es si se trata de un proceso de construcción o de destrucción. Esta vez se cambió la apariencia táctica, pero la esencia, el fondo, el juego, va pasando del gris al negro. El panorama es sombrío y cada paso al frente es seguido de dos hacia atrás. El conjunto lejos de crecer va menguando y esta vez quien se aprovechó fue el Sporting, al que mientras le aguantó el físico fue un equipo al que dio gusto verle jugar, bien trabajado, que supo cerrar espacios en defensa y abrirlos en ataque, que movió el balón con la misma velocidad y precisión que se desplazaron sus futbolistas. Dirigido por un magnífico Rivera, ese pequeño jugador que esconde tanto fútbol, el Sporting se ganó un empate que tuvo que trabajar hasta el final contra un Madrid adormilado, que sólo despertó al final, cuando el agobio del tiempo y de los dos puntos que se escapaban le hizo reaccionar.

Es cierto que las numerosas bajas condicionaron la alineación, pero en ese problema pudo encontrar el Madrid una solución al atasco en el que vive. El Real Madrid con más bajas fue el Real Madrid más racional, equilibrado y compensado tácticamente de la temporada, lo que no deja bien parado a su entrenador Manuel Pellegrini, empecinado en imponer un sistema que ha conducido al equipo a un callejón sin salida. El juego continúa siendo manifiestamente mejorable, por ser educados, pero al menos se probó otra idea, una variante para tratar de espabilar a un equipo adormilado, al que por momentos dan ganas de tomarle el pulso para comprobar si no ha perdido las pulsaciones.

El Madrid nos había invitado en los primeros pasos de esta Liga a analizar cómo era capaz de comportarse sin hombres de banda, y ya hemos visto el nivel de juego que ha ofrecido, y ahora llegaba el momento de ver cómo se manejaba sin delanteros. Ausentes Benzema, Cristiano Ronaldo, Higuaín y Van Nistelrooy, Raúl quedó como única referencia ofensiva. El problema de las bajas se convirtió en una solución táctica. Granero y Drenthe ocuparon las bandas y Kaká se situó como mediapunta por detrás de Raúl, la posición en la que se ha hecho grande el brasileño. La variación táctica tampoco sirvió para mejorar el juego, pero al menos el Madrid no vivió en un sobresalto continuo, como sucedió frente a Sevilla y Valladolid.

El Sporting metió presión y velocidad de inicio, abrió el campo todo lo que pudo con Morán y Castro y convirtió cada balón cruzado y cada centro al área en una tortura para los defensas y para Casillas, que últimamente anda tan despistado como el resto del equipo. El primer cuarto de hora mandó el Sporting, que se comió al Madrid por ganas, intensidad y juego. Salió indemne el Madrid, pese a los constantes errores tácticos de Ramos, Pepe, Garay y Marcelo. Para corregir esas deficiencias la mejor receta es el trabajo en los entrenamientos. Las ayudas que llegaron del centro del campo fueron las más de las veces un problema. Si Drenthe ofrece profundidad en ataque, en defensa no es el mejor socio para el disperso Marcelo. Luis Morán los retrató más de una vez. Y en la banda opuesta, Diego Castro aprovechó las lagunas cada vez más grandes de Sergio Ramos, al que le sobra ansiedad y hubiera necesitado una ayuda que apenas recibió de Granero y que le llegó de Xabi Alonso, en el que todavía no se reconoce a ese excelente mediocentro que dirigía el juego del Liverpool.

Superado el agobio inicial, el Madrid fue capaz de controlar el ímpetu del Sporting y comenzó a manejar el partido. Sin brillantez ni grandes alardes y sin crear ocasiones, salvo una de Raúl, pero al menos le sirvió para vivir sin agobios hasta el descanso. Sólo un paradón de Casillas a De las Cuevas alteró el ánimo del madridismo.

El paso por los vestuarios no varió el panorama y el Madrid continuó mandando, cada vez con más rotundidad, pero con la habitual falta de brillantez. Sus llegadas a la portería de Juan Pablo comenzaron a ser más frecuentes y claras. Primero fue Granero quien avisó, tras una combinación rápida y al primer toque con Ramos y Kaká. Después llegó un cabezazo de Pepe a la salida de un córner. Y entre medias Pellegrini retiró a Drenthe para dar entrada a Guti. Renunció a la banda en beneficio de las ideas. El campo continuó inclinado hacia la portería del Sporting, pero ese pase entre líneas que buscó Pellegrini con la entrada del '14' nunca llegó.

El esfuerzo comenzó a pasar factura al Sporting, que se fue alargando y empezó a conceder esos espacios que antes le negó al Madrid. Manolo Preciado dio aire al ataque con Bilic por Barral y al centro del campo, donde el hábil Carmelo ocupó el sitio de De las Cuevas. También el desgaste físico atacó al Madrid y Van der Vaart debió entrar por Xabi Alonso. El holandés puso cuatro balones al área magníficos. ¡Qué poco hace falta para destacar en este equipo!

Con el Madrid controlando, sintiéndose y mostrándose superior, y el Sporting sufriendo para mantener su portería virgen se consumió el resto del choque, que fue a terminar en la portería visitante, con Casillas anulando un centro de Carmelo. Fue una bonita forma de terminar para el Sporting.