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Europa League | Valencia 1 - Slavia de Praga 1

La historia se repite

El Valencia de las rotaciones sufrió un nuevo tropiezo

Chimo Masmano
<b>DECEPCIÓN. </b>Los jugadores del Valencia se retiraron cabizbajos después de sufrir un nuevo fiasco en la Europa League.
DECEPCIÓN. Los jugadores del Valencia se retiraron cabizbajos después de sufrir un nuevo fiasco en la Europa League.david gonzález / biel aliño

Emery sabía a lo que se exponía y, pese a esto, volvió a insistir en su idea de dar oportunidades a todos sus futbolistas. Lo advertimos en la previa y el técnico vasco nos dio la razón reafirmándose en la idea que lanzó, en un período de dudas, a sus jugadores y a los dirigentes chés, cuando les dijo que él moriría con sus ideas. Emery volvió a echar mano del guión europeo y, otra vez, el partido estuvo a punto de acabar en drama. El técnico recurrió de nuevo a las rotaciones masivas, introduciendo siete cambios con respecto al once liguero, y tuvo que meter, en la segunda parte, a sus primeros espadas para enderezar a un equipo que iba directo al descalabro, cuesta abajo y sin frenos. Y todo esto llevó al valencianismo a sufrir anoche un déjà vu, al creerse que estaba viendo el partido de hace un mes en Lille o cualquier otro choque de la Copa de la UEFA del año pasado.

Los chés salieron desenchufados y no acabaron de tomarle el pulso a una primera parte que tiraron a la basura, algo que aprovechó el Slavia para dar la sorpresa en el 27', cuando Hlousek, el mejor de los checos, le ganó la primera de las que acabarían siendo muchas carreras a Miguel y le dio el 'pase de la muerte' a un Naumov que se había hecho un hueco entre los centrales para batir a Moyá. Mientras, el Valencia se acercaba, en contadas ocasiones y sin peligro, al marco de Vaniak, con Zigic aislado e inoperante y, por detrás, un Michel perdido, pese a que fue él quien tuvo la ocasión ché más clara en los primeros 45 minutos, con un remate a bocajarro, a pase de Mathieu, que se topó con un paradón del portero checo. Así, sin peligro arriba y con muchos nervios en defensa, se llegó al descanso.

Pese a recibir la reprimenda de Unai e introducir en el once a Mata, los futbolistas chés empezaron la segunda parte cometiendo los mismos errores que en la primera, buscando incesantemente, a través del balón largo, la cabeza de Zigic, que ayer no estaba. Pero todo cambió en el 60', cuando Emery introdujo en el campo al protagonista del partido, como lo demuestra que el balance de los 23' que estuvo en el campo: relanzó a su equipo, mandó un balón al palo y acabó expulsado por una agresión absurda, que empañó una reaparición tan esperada como necesaria. Porque ayer quedó claro que el Valencia es otro muy diferente con Villa. No sólo por lo que es capaz de hacer él mismo sino por las ganas que contagia al resto. Un ejemplo puede ser Pablo Hernández, que, con el Guaje al lado, se vino arriba y se convirtió en el mejor. De sus botas nació el gol de cabeza de David Navarro, en el 62'. Pero esto no fue suficiente para ganar, porque hubo más ocasiones chés pero el marcador ya no se movería.