Lampard da la puntilla a Abel

Abel está sentenciado. La versión oficial es que se sentará en el banquillo el sábado ante el Mallorca, pero lo cierto es que podría caer hoy mismo. Sinceramente, poco importa la fecha porque, una tirita más o menos, el final será el mismo, el 4-0 de Londres fue la muestra definitiva de que Abel no tiene soluciones para frenar la descomposición de este equipo. Suponiendo que las haya. Porque por no ser, el Atlético ya no es ni imprevisible. Su defensa es, hablando en plata, una miseria; sus delanteros no meten goles llueva, nieve o haga sol, y la decepción siempre llega con cierto estrépito. Sucede lo mismo partido tras partido y sin visos de mejoría. Así que las derrotas caen como los días en el calendario, dolorosa e inexorablemente.

Que el Chelsea era muy superior, lo sabía todo el mundo. Pero lo grave es que no necesitó hacer nada deslumbrante para meterle cuatro a Asenjo pese a cambiar al imparable Drogba por el titubeante Kalou, que falló lo humano y lo divino hasta que ya no tuvo más remedio que marcar un par de goles. Hasta el primero de ellos, el Atleti dio la cara, con el trivote Cléber (el mejor)-Assunçao-Raúl García dando una digna réplica al estelar cuarteto Essien-Lampard-Deco-Ballack.

Pero, otra vez, fallaron Kun y Forlán. A los 9 minutos, el cabezazo del uruguayo lo detuvo Cech, y en la siguiente jugada, Agüero remató fuera cuando estaba solo ante el portero checo. Hace seis meses, el Atleti se habría puesto 0-2, pero sus estrellas olvidaron su puntería en las vacaciones. Lo más grave es que Forlán también pareció olvidar allí el espíritu. Mientras el argentino peleaba como un poseso hasta el pitido final, él deambulaba como alma en pena, quizás pensando más en no perder el avión como la semana pasada que en lo que acontecía en el césped. Oficialmente, está bajo sospecha.

Con los dos sustos, despertó el Chelsea. A los 12', Asenjo se comió una falta lejanísima de Lampard, con la santa fortuna de que Kalou se metió en fuera de juego invalidando el gol. A los 16', el amiguete marfileño echó fuera una pelota que le llegaba perfecta, rasita, cerca, sin portero ni presión, tras una magnífica combinación de Essien, Deco y Ballack. Aún daría un aviso más Kalou, pero esta vez Asenjo sí estuvo brillante.

Forlán y Cléber probaron a Cech dos veces más, pero el Chelsea ya había arrancado y era una apisonadora, el mejor equipo del mundo físicamente. A los 41', Lampard se inventó un pase, Ballack lo dejó pasar y Ashley Cole, que llegó como una moto, le puso un buen centro a Kalou, que ya no pudo fallar. Y nada más volver del descanso, él mismo cabeceó a gol un córner perfecto de Lampard. En ambos tantos, Antonio López fue incapaz no ya de detener a Kalou, sino de simplemente perseguirle. Destacar para mal en la defensa del Atleti es un logro de proporciones tan descomunales como hacer añorar a Pernía. Él está consiguiendo ambas cosas.

La sentencia.

Con el 2-0, al Ateti ya sólo le quedaba retener una migaja de orgullo. Lo intentaron Kun y Maxi, pero ahora mismo los rojiblancos ven las porterías del tamaño de las de hockey. No hay manera. Y el Chelsea, con su ritmo machacón, siguió castigándole los riñones hasta marcar dos goles más. Lampard, que había arrancado la temporada titubeante, descubrió que no hay mejor reconstituyente que el Atleti y cerró su partidazo con un gol desde fuera del área. En la prolongación, Perea metió en su portería una falta lanzada por Malouda. Ya es rizar el rizo: no sólo no logran despejar una falta sino que ahora también se las marcan.

Ahora, toca pelear con el todopoderoso APOEL por ser terceros y entrar en la Europa League. Y Luis o el que venga descubrirá que sí, que Abel cometió errores, pero que el mal es más profundo: este Atleti es un equipo vulgar. Sin más.