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Real Madrid | La intrahistoria

El delantero se siente frustrado y enfadado

Esperaba jugar más minutos de los que ha tenido.

Frederic Hermel
El delantero se siente frustrado y enfadado

A Benzema no le gusta que le cambien, como le pasa a Cristiano, como les pasa a casi todos. Pero más a los delanteros que están necesitados de confianza, porque la confianza se coge con goles, y los goles entran más al final de los partidos, con el rival cansado. En el caso del Madrid, más aún, porque suele andar por delante en el marcador y en esos finales es fácil sorprender con contraataques que a Benzema le irían de perlas. Donde a Benzema no se le ve bien es en el ataque a defensas cerradas, todos apretujados, con Raúl como un torbellino por todas partes y él sin encontrar el sitio. Alguna vez lo ha dicho.

Pero Pellegrini pensará aquello de 'para las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo bien me las subo'. Para convertir una victoria en goleada fácil con contraataques a campo abierto se apuntarían muchos. Lo duro es abrir una defensa, y cuando la jugada no sale, presionar, ahogar la salida, no dejar que el rival inicie con facilidad. Y ahí es donde está fallando Benzema. A veces encuentra una rendija y arma la pierna a una velocidad desconocida y marca. Pero encuentra pocas, los partidos van pasando y empieza el run-rún en programas de radio, en conversaciones en el club.

Es un jugador que merece la pena, no me cabe duda, pero tiene que poner más de su parte. Lucha con Raúl, un obseso de los records, y con Higuaín, que ha hecho una mili dura y tiene un padre futbolista que le aconseja bien. Lucha con el fantasma de Negredo. El suyo es un caso raro, porque es mitad galáctico y mitad meritorio, y mientras no meta los goles de un galáctico (y aun cuando los meta) debe jugar con más compromiso. El Bernabéu rechaza, sobre todo, la frialdad. Llega el Milán, será una gran noche. No puede haber nada más motivante para un jugador que tiene perfil de futuro Balón de Oro.

Karim Benzema está pasando por el momento más complicado de su corta carrera madridista. Es un hecho. Pero no hay que alarmarse porque este chaval está lleno de recursos. Eso sí, me consta que en estos momentos Karim siente de cerca la frustración. Una sensación extraña que puede tener, a veces, consecuencias positivas pero que suele molestar bastante. Por no decir preocupar.

Las cifras hablan por sí mismas. Sólo ha completado tres partidos (dos de Liga, frente al Xerez y el Tenerife, y uno de Champions, frente al Olympique de Marsella). Cuando firmó este verano con el club blanco, Benzema sabía que la competencia sería dura pero esperaba tener más minutos de los que ha tenido para demostrar su talento y su eficacia de cara al gol. Contra el Valladolid ha sido el típico ejemplo de lo que le duele a este delantero. Se fue del Bernabéu sin querer hablar con la prensa y sus íntimos se dieron cuenta de que el joven nacido en Lyon se había "quedado a medias" en este partido. Le contó a las personas de su máxima confianza que estaba seguro de poder marcarle por lo menos un gol al Valladolid y que el cambio había llegado en un mal momento. Quizá el peor...

Recuerdo que Benzema me contó, justo después del encuentro contra el Xerez, que Pellegrini le había hecho un gran favor dejándole en el terreno de juego los 90 minutos. Y que le estaba muy agradecido. Porque ahí justamente pudo marcar su primer gol oficial con el Madrid y ganar en confianza. Algo que le permitió realizar un importante y decisivo doblete una semana después contra el Tenerife.

Miremos un poco más las estadísticas. Estos tres encuentros en los que Benzema ha disputado los 90 minutos resultaron ser sus mejores partidos. A los goles marcados frente al Xerez y el Tenerife hay que añadir su fantástica demostración contra al Marsella (con asistencia a Cristiano Ronaldo incluida).

Dejar tiempo a Benzema es asegurar su rendimiento. Parece evidente. Sobre todo para el propio jugador, que estaba seguro de que acabaría el encuentro frente el Valladolid. Él piensa que trabajó mucho para los demás (por ejemplo, realizando ese inteligente pase a Marcelo previo al segundo gol que logró Raúl) y siente haber participado en buena medida en el derribo del Valladolid. Pero cuando empezaron a abrirse los espacios, Benzema no pudo recoger los frutos de su labor porque ya estaba en el banquillo.

Reproches.

No quiere reprocharle nada a nadie y respeta siempre las decisiones de Pellegrini pero su férrea voluntad de triunfar en este maravilloso club llamado Real Madrid le empuja a quererlo todo... ¡ya! Karim no conoce la paciencia. De ahí su actual frustración. Algo que se puede entender fácilmente... ¿No?