El casi derbi dejó un ganador a los puntos, el Murcia, y un candidato al ascenso, el Hércules. Los grana hicieron méritos suficientes para confiar en que pronto sumarán de tres en tres: se mostró como un equipo sólido en la primera mitad; eliminó con su sistema defensivo todas las fuentes que emanan fútbol de su rival (principalmente Farinós y Tote); y dibujó varios contraataques de equipo grande cuando el Hércules se partió en dos, en la segunda mitad. Le faltó más puntería. De lo contrario, habría vencido por KO en un estadio en el que el Hércules no hinca la rodilla desde hace más de nueve meses. Y ese precisamente fue el mérito del Hércules ayer: no perder. El equipo de Esteban jugó mal, no hizo su fútbol y el gol llegó en una jugada a medio camino entre la genialidad y la fortuna. Apenas engarzó cuatro pases seguidos cuando su estilo se basa en aburrir al contrario sobando el balón hasta encontrar el hueco letal. Encima, su defensa, su mayor virtud hasta la fecha, anduvo indecisa y descolocada, especialmente los centrales y Calatayud. El césped, infumable, hizo el resto. Pero lo cierto es que después de esta sarta de errores concatenados en sólo 90 minutos, el Hércules no perdió. Aplicó la máxima que acostumbra: cuando juega rematadamente mal, empata; cuando juega bien, gana; e incluso a veces se exhibe y golea. Por eso, este Hércules sigue creciendo y es un candidato con letras mayúsculas al ascenso.
Al margen de la excusa del terreno de juego, algo a estudiar pues todos los santos años pasa lo mismo en el Rico Pérez mientras nadie pone una solución, a Esteban le queda la coartada de los delanteros. Excepto Tote, han ido cayendo todos como moscas hasta llegar a la tesitura de ayer. Partido con opciones a agarrar el liderato y el único punta es el madrileño que de ariete puro es uno más, mientras que unos metros más atrás es el mejor de la categoría. El último en caer fue Danciulescu que no jugó por una contractura cervical.
Táctica. Así las cosas, el equipo de Campos salió dispuesto a enderezar su rumbo. Juntó líneas, ordenó una presión a partir de medio campo e hizo que Farinós tuviera que bajar a recoger el balón para organizar el juego hasta los mismos pies de los centrales. De esta forma se sintió cómodo, cada vez más. El Hércules acaparaba la pelota pero apenas lo intentaba con lanzamientos lejanos. Jorge Alonso lo probó así en el minuto 26, pero el balón salió fuera.
Sin embargo, los grana también tuvieron errores de bulto. El primero, en el gol del Hércules. El origen del tanto fue una falta cerca del área a favor del Murcia. El ejecutor la puso en las manos de Calatayud y mientras los del Murcia miraban la trayectoria del balón Sendoa y Tote ya corrían hacia el marco de Elía. Fue una contra de balonmano, iniciada por el portero, como mandan los cánones. Barrufet Calatayud se la puso a Sendoa, éste corrió y se deshizo de dos defensores para dársela a Tote, que la aguantó se marcó un taconazo y, tras tocar el balón Sergio, le llegó a la puntera de Tiago Gomes. 1-0 y descanso, el mejor de los escenarios para el Hércules, que era líder virtual en esos momentos.
Pero un minuto después del descanso, la caraja de la defensa blanquiazul se tornó en zozobra. Natalio le ganó la espalda a Abraham Paz y se plantó ante Calatayud, quien lejos de salir a tapar huecos retrocedió hacia su marco. El valenciano sólo tuvo que apretar el gatillo para empatar la contienda. El Hércules, como hizo ante el Betis, fue a por el partido lejos de acusar el golpe y Sendoa marcó en plancha pero el árbitro anuló el gol por fuera de juego.
Ahí el encuentro cambió de dueño y el Murcia se lanzó a por los tres puntos. Kike y Natalio se asociaron y crearon varias oportunidades pero su punto de mira estaba desviado. Pedro también tuvo una tras una jugada individual de Isaac por banda derecha. Pero los grana no marcaron y le dejaron las dos últimas a Sendoa. En el 89', lanzó una falta y Elía hizo un paradón. Y en la última jugada, de cabeza, se la dio a las manos.
