La discusión Casillas-Guti: retrato de la improvisación

Sucedió siete minutos después del segundo gol del Sevilla. El equipo de Manolo Jiménez se preparaba para sacar un córner desde la misma esquina que dio origen al tanto de Renato. Entonces, en ese delicado instante, Casillas y Guti se enzarzaron en una discusión. El diálogo se reproduce en capturas, pero se resume fácil. Iker le reprocha a Guti que no cubra a nadie (el lugar ya lo ocupa Xabi Alonso y no está amenazado) y el centrocampista se defiende señalando a los cuatro atacantes enemigos, que, aunque rigurosamente marcados, parecen albergar aviesas intenciones. En el fondo, cada uno defiende su razón. Casillas critica la posición de un compañero que se cubre a sí mismo y Guti entiende, por experiencia propia e inmediata, que cualquier espacio libre es susceptible de llenarse de sevillistas.

Sin plan. La discusión importa por lo que indica. Y lo que señala en primer lugar es que la jugada, absolutamente elemental, no está estudiada. Guti, de hecho, no sabe dónde colocarse y sorprende, igualmente, que Raúl, a un metro de Casillas, insista en el marcaje a Renato, jugador que se le despistó sólo siete minutos antes. Si ampliamos la perspectiva advertimos que Higuaín espera el rechace en la frontal del área y que ningún madridista inquieta a los centrales del Sevilla. En esas condiciones, el contragolpe que pudo lanzar Pepe al despejar de cabeza resultó totalmente inútil.

Pero además de un problema táctico que apunta directamente al entrenador, la jugada significa también un deterioro en la imagen del club. El incidente, propio de los equipos de Tercera (los malavenidos), es infrecuente en el fútbol superprofesional que todo lo calcula y lo mide, de los esfuerzos a las rotaciones. El problema de tanto informe y tanto estudio es que al final se puede traspapelar lo más sencillo: cómo defender un córner.