Si el segundo semestre del año es el que inclina definitivamente la balanza de la asignación de premios individuales, Leo Messi va camino de llevárselos todos. El año pasado quedó como escolta de Cristiano Ronaldo, porque el portugués recogió los títulos que a Leo le faltaron, pero ahora pocas dudas quedan sobre sus posibilidades de llevarse el Balón de Oro europeo, el FIFA World Player y cuantos lauros estén en danza.

Tras el tsunami de alabanzas que el Pulga leyó ayer en la prensa nacional e internacional aparece el cauto proceder de Pep Guardiola, que sopesa empezar a dosificar el esfuerzo de su mejor atacante. La posibilidad de que el entrenador del Barcelona diera un descanso a Messi surgió cuando éste regresó muy marcado por las derrotas de Argentina en la fase clasificatoria del Mundial-2010. Sin embargo, a Guardiola se le ocurrió una idea mejor para levantarle el ánimo: darle la pelota. Y Messi no defraudó en Getafe: entró junto a Andrés Iniesta y resolvieron el partido.

La situación ahora es bien distinta: el Barça va como un fórmula uno, Messi está contento, y ante un calendario menos exigente (Racing y Málaga) Guardiola podría aplicar su plan inicial.