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Liga Europea | Athletic 3 - Austria 0

Cuenta saldada

Neta superioridad rojiblanca. Llorente, de penalti, abrió la goleada y luego sentenció. Muniain puso la guinda. El Austria se retiró abrumado

Jose L. Artetxe
<b>UNA NOCHE ESPECIAL. </b> Muniaín en un momento del partido
UNA NOCHE ESPECIAL. Muniaín en un momento del partidojuan flor y gaizka bilbao

Un paseo fue lo que se dio el Athletic a costa del Austria. Las múltiples referencias al pasado de las vísperas hasta parecieron fuera de lugar ante la enorme diferencia que hubo sobre la hierba. Desde luego que los rojiblancos se tomaron cumplida revancha de la eliminación sufrida en la campaña 04-05, lo cual celebró con alborozo la afición, pero es que se diría que el rival tenía en blanco su memoria, que en su ánimo no estaba rememorar aquella batalla y actuar en consecuencia.

Vino el Austria a cumplir el expediente, cayó con claridad, por momentos fue meneado, y se marchó como si nada hubiera ocurrido, como si nada le importase, impasible. O nadie les ha contado a los jugadores de Karl Daxbacher la pequeña hazaña de sus antecesores o es que tenían muy asumido que nada tenían que hacer ayer en Bilbao. Pesase lo uno, lo otro o ambas cuestiones, el Athletic disfrutó e hizo disfrutar y entra en el torneo con la autoestima muy reforzada.

La cosa empezó como la otra vez, aunque luego discurrió mucho mejor. Anoche, al igual que cuatro años atrás, el Athletic dispuso muy pronto de un penalti para ir allanando el camino que por momentos pareció una autopista. Sin curvas, con buen piso y tráfico fluído.

El gol no tuvo ningún efecto en las filas vienesas, que permanecieron juntas sin salir de su terreno. Amorebieta y Ocio tocaban y retocaban hasta dar con Yeste o Gurpegi y, si se abría un espacio, comenzaba el avance. Una tónica un tanto extraña, pero que pronto descubrió aspectos insospechados.

Al cuarto de hora, Jun servía sobre la carrera de Diabang e Iraizoz intervenía por vez primera con acierto. Esta acción, con idénticos protagonistas y resultado, se volvió a ver después de la media hora. Dos ramalazos que agitaron ligeramente el desarrollo monocorde del encuentro que ya se había traducido en un segundo gol.

La puntilla.

La conexión Susaeta-Llorente propició una ventaja que se antojaba definitiva: marcador al margen, el Athletic se manejaba con suficiencia. Etxeberria, la gran novedad de Caparrós, enredaba y dinamizaba cerca del área austríaca, mientras el resto acompañaba sin alardes, pero con seriedad.

Hubo algún rato de cierto relajo ante la ausencia de respuesta del Austria, algo hasta natural y que en absoluto resultó inquietante. Los movimientos entre líneas de Jun eran insuficientes dada la rigidez táctica y la falta de recursos de un bloque que sin duda echó en falta a Acimovic y Okotie, las piezas que aportan soluciones en la creación y el ataque.

Muniain pudo hacer el tercero, su remate raso desde la frontal golpeó la madera. Los dos goles al descanso establecían una distancia acorde a lo presenciado.

Tampoco hubo noticias del Austria en la segunda parte, de modo que el Athletic tuvo opción hasta de gustarse y así, penetrando a base de toques, obtuvo Muniain su premio, a placer.

Cómo estaría de facilona la noche que Caparrós hizo el cambio imposible y le ahorró media hora de trabajo a Llorente. Luego quitó a Iraola, el otro intocable. Fiesta en La Catedral, que degustó un triunfo que saldaba viejas cuentas.

Doble estreno

Iban Zubiaurre y Mikel San José debutaron en competición. Joaquín Caparrós les otorgó unos minutos para que se presentasen ante la afición.