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Liga de campeones | Zúrich 2 - Real Madrid 5

El Real Madrid avisa a Europa

Goleada ante un rival animoso y un árbitro muy casero. Cristiano marcó dos veces de falta. Guti culminó la goleada con una vaselina exquisita

<b>EL PRIMER GOL. </b>La imagen corresponde al 0-1 del Madrid. Llegó gracias a una falta lanzada por Cristiano. Kaká, al fondo, levanta las manos para celebrarlo.
EL PRIMER GOL. La imagen corresponde al 0-1 del Madrid. Llegó gracias a una falta lanzada por Cristiano. Kaká, al fondo, levanta las manos para celebrarlo.

El marcador no miente. Al contrario, lo explica todo. Por los goles podemos deducir la fortaleza de un equipo y la debilidad del otro, las rendijas del fuerte y las luces del débil. Lo que señala el marcador va a misa: el Madrid mereció los cinco goles y eso es mucho decir para un equipo que rinde visita en Champions, poco importa que juegue en Zúrich o en Nicosia. Del mismo modo, tampoco niego los goles recibidos: es posible que la distracción en la segunda parte mereciera ese castigo, aunque el penalti fuera imaginado y el árbitro tan casero que parecía anfitrión (seis tarjetas contra el Madrid).

Lo sucedido ayer no tiene nada de casualidad. Es la presentación en Europa de un equipo que se intuía formidable y ahora ya se sabe que lo es. De una forma particular, lo advierto. El Madrid juega bien pero sin repartir caramelos. Y el juego se añade a su proverbial pegada elevando el conjunto. Aunque hace varios años que el equipo tiene dinamita, sólo ahora ha recuperado la capacidad de mando, el deseo de dominar, de conquistar.

Pellegrini, que hace las rotaciones con el reloj en la mano, apostó por Drenthe en lugar de Marcelo y alineó arriba a Kaká, Cristiano, Higuaín y Raúl. Una diplomática combinación que no afectó a la esencia del juego: Xabi y Lass.

El tiempo que tardó el Madrid en adueñarse del choque fueron los minutos que necesita cualquier ejército en tomar un castillo. Pedir más rapidez no es realista. Cumplido el protocolo de los asaltos, el partido se aclaró y Cristiano marcó el primero de sus tiros de falta.

Veneno. Se hablará mucho de los goles de Cristiano y habrá mofa con el portero. Se acepta. Pero a mí no me gustaría esperar esos balones bajo palos. La pelota vuela rápido y con un efecto escondido, de manera que si pones una mano te burla y si pones dos te dobla. Como Cristiano marcará muchos goles así podremos comprobar si los porteros del mundo son malos o sus tiros venenosos.

Pero el partido de Cristiano no se limitó a los lanzamientos. Por vez primera tuvo una participación constante, construyendo desde la banda izquierda su base de operaciones. Desde allí dejó perlas en el desborde y en el pase.

El segundo tanto incluyó un misterio porque nunca sabremos si Higuaín centró o dispar lo único cierto es que Raúl estaba allí. El tercero reivindicó con más certeza la figura de Higuaín, para quien le hiciera falta: se comió a un defensa y culminó por bajo.

En la segunda mitad sucedieron cosas que lo desbarataron todo. Xabi se lesionó y en su ausencia supimos cuánto vale. Los suizos acertaron con los cambios (Djuric por Hassli) y Alphonse engañó al árbitro en un mano a mano con Casillas. Margairaz marcó y los suyos repitieron al minuto, esta vez a la salida de un córner que peinó Aegerter. En esto debe aplicarse el Madrid: goles así son como saber conducir y suspender el teórico.

Tras 20 minutos de leve incertidumbre, Cristiano volvió a rasgar la cortina del portero. Al rato, Guti le hizo quintillizos con una dulce vaselina, para que doliera menos.

Lo sufrió Zúrich y lo vio Europa. El Madrid ha vuelto a por su Copa y parece que va en serio.