LIGA BBVA ESPANYOL-REAL MADRID
Kaká engrandece el kilómetro cero de Cornellá
Soberbio partido del brasileño, que dio dos goles y fue el jefe del partido. Cristiano empezó en el banquillo, junto a Raúl y Lass, pero cerró la cuenta. Antes habían marcado Granero y Guti.
Ganó el Madrid en Cornellà, otro estadio que llega para quedarse en la historia, pero su victoria se preparó en Rosario, Argentina, donde Kaká vio aquella tarjeta con Brasil que le devolvió a España antes de tiempo feliz, relajado y con margen de descanso suficiente. Porque el Madrid se ahorró a Cristiano, Raúl y Lass sin pagar por ello gracias a la descomunal actuación del brasileño, un jugador bueno para sí mismo (ahí están sus galardones individuales), para el público y para el equipo, al que mejora en todo. El Espanyol, en una noche emocionante, de homenaje a Jarque y de estreno del estadio, sucumbió ante él sin depreciar su imagen. Sigue a cero, pero no debe deprimirse. Sólo hay un Kaká en esta Liga.
El virus FIFA acabará por erradicarse con un tratamiento preventivo. Lo probó Guardiola en Getafe, le siguió Pellegrini en Cornellá. Cuando se presta un futbolista a su selección, se presupone que vendrá fatigado, distraído, nocivamente responsabilizado y, según le haya ido, hasta deprimido. Y los técnicos han llegado a la conclusión que es mejor no ponerle que arrepentirse. El virus ha quedado oficiosamente relevado por el miedo al virus. Así, el Madrid partió sin Cristiano Ronaldo y Lass, envueltos en juegos de patriotas las dos semanas precedentes, y sin Raúl, aunque aquí el ahorro energético vaya por otro lado. Dejó pues, Pellegrini, gran parte de su capacidad de intimidación para el final. Y el Madrid quedó irremediablemente en manos de Kaká.
Y con el espíritu emprendedor del brasileño comenzó el equipo a construir un duelo que le empinó mucho el Espanyol, sin De la Peña pero valiente, con un solo destructor en el centro del campo, Moisés, que además tuvo llegada, y un frente de ataque amplio y bien armado: Nakamura, Verdú, Luis García, Iván Alonso y Tamudo.
Metzelder tuvo de inicio el 0-1, pero en boca de gol metió la izquierda sin fe y sacó fuera lo que estaba medio dentro. Aquel lance dio paso al tiroteo. Nakamura, Granero, Moisés (¡qué cerca estuvo del gol!) Higuaín, Albiol, Verdú, Tamudo y Benzema tuvieron el dedo en el gatillo sin que nada se decidiera.
Pero el Madrid, con el paso de los minutos, fue inclinando la suerte del choque a su conveniencia conforme se iban sumando futbolistas al proyecto de Kaká. Comenzó Guti, que tardó en cogerle el aire al partido, y le siguieron Marcelo, Granero e Higuaín. Sólo Benzema permanecía desparecido, sin pasar del cero en autosuficiencia.
Granero acierta
Y en estas hizo cima Kaká. Primero recibió de Guti y con el pecho le sirvió el remate franco a Marcelo. El lateral ametralló abajo y Kameni hizo el milagro de sacar el balón. Será la parada de la Liga. Pero un minuto después el propio Kaká levantó una pared impecable con Granero que el canterano llevó a la red de derechazo cruzado. Esa jugada ya la vimos en Dortmund. Pinta que la pareja de creadores dará que hablar. También tuvo respuesta el Espanyol cuando Moisés, ante el que se abrió la defensa del Madrid con precisión bíbilica, se quedó a centímetros de marcar. La película era de acción y Cornellà, aunque inquieto, lo agradeció.
A vuelta del descanso, Pochettino dio una vuelta de tuerca aún más atrevida a su propuesta. Se marcharon Iván Alonso y Nakamura, exquisito pero con un depósito demasiado pequeño, y entraron dos clásicos, Coro y De la Peña, rapidez y genialidad. Sin embargo, el partido giró a peor sin que dejase de gobernarlo el Madrid sobre el eje Xabi-Guti-Kaká-Granero, aunque tampoco era capaz de abrocharlo.
Entendió Pellegrini que Cristiano y Raúl guardaban la puntilla y recurrió a su contundencia en la recta final, convencido de que el Espanyol lo arriesgaría todo al arreón de última hora. Pero no, el partido lo cerraría quien lo abrió, Kaká, y con una jugada de autor. Arrancó en la izquierda, amargó hacia dentro, salió por fuera y midió con precisión de reloj suizo su pase a Guti, que acribilló a Kameni a contrapié. Después se marchó y dejó que el último sorbo fuese para Cristiano, en jugada muy de su gusto. Arrancada de velocista desde la derecha y remate astuto entre las piernas de Kameni cuando el ángulo se apagaba. Así puso a salvo la estadística, desde donde espera abrirle la puerta al juego.