Caparrós exprime el amor propio de Llorente

Fernando Llorente no atraviesa por un buen momento. Ha marcado dos goles vitales en Europa (ante Young Boys y Tromsoe), pero su rendimiento está por debajo de lo que ofreció la pasada temporada, cuando dejó el curso como el máximo goleador rojiblanco con dieciocho goles entre Liga y Copa. El gigante rubio era entonces un tipo desequilibrante. Toda una referencia para sus compañeros. Este curso está lejos de su mejor rendimiento. Arrancó el curso marcado por la falta de descanso tras disputar la Copa Confederaciones y sigue a distancia de alcanzar su velocidad de crucero. Caparrós le aprieta para que vuelva a ser la luz del ataque del Athletic. Lo vivido en el entrenamiento de ayer deja a las claras que el técnico se volcará en conseguir que pronto luzca el mejor Llorente.

El preparador rojiblanco fue un tormento dialéctico para Llorente durante toda la mañana. No le dejó ni un instante. Todas las acciones del punta tuvieron réplica en Caparrós, que aprovechó los ejercicios de ataque que realizó el grueso de titulares para no perder de vista al internacional. Le pidió que mejorase en los controles, que eligiera las mejores opciones en los pases y que no se cansase de rematar. Y cuando acertó con la portería (que la verdad no fueron muchas veces) se llevó la alabanza gráfica del entrenador, que elevó sus pulgares en señal de satisfacción.

Clases particulares. Caparrós no quedó muy contento del trabajo del delantero y cuando el resto del grupo se preparaba para estirar músculos llamó a Llorente para que ejercitara el remate en solitario. El de Utrera fue la sombra del delantero, al que machacó con sus correcciones.

Le quiere vivo desde ya. Y el jugador también quiere brillar. Sabe que además de su papel en el Athletic está en juego la presencia en el próximo Mundial de Sudáfrica.