Un éxito para olvidar

Europa League | Tromsoe 1 - Athletic 1

Un éxito para olvidar

Un éxito para olvidar

El Athletic sigue en Europa pese a su pobre imagen

Participará el Athletic en el reparto del maná europeo. Viviendo en el alambre, como lo ha venido haciendo desde que debutó en el torneo de la UEFA, el equipo de Caparrós selló ayer el objetivo en Noruega. Con una actuación muy pobre y algún empujoncito del árbitro, pudo frenar el estilo frontal de un Tromsoe que acumuló más méritos, pero al que en definitiva condenó un repertorio demasiado limitado para empresas de cierto calado.

La propia clasificación para la siguiente fase constituye lo único rescatable en el balance. Con un rendimiento tan flojo, máxime si se repara en el nivel del rival, los jugadores del Athletic ni rozaron el aprobado. Suspendieron con y sin balón, multiplicando las dudas que su fútbol genera de cara al inminente comienzo de la Liga.

Jugando a verlas venir, metidos en un sobresalto constante, agazapados y sin personalidad, mantuvieron hasta el final abierta la puerta para que el Tromsoe continuase dando un toque pintoresco a la Liga Europea. Un Tromsoe que se asienta en un orden elementalísimo y explota a conciencia la vivacidad de un punta, Moldskred, que en 180 minutos ha sacado los colores a los centrales titulares de Caparrós y, en realidad, a todo el sistema defensivo.

Menos mal que Iraizoz no se contagió. Gracias a sus innumerales blocajes fracasó la ofensiva del Tromsoe, pero hasta el pitido final lo que debió ser una cita cómoda fue un sinvivir, más por la inoperancia propia que por la pericia ajena.

Los goles.

Ambos períodos empezaron igual, con los noruegos empujando y Moldskred, en todas. Pero cerca de la hora, asomó el Athletic arriba y resultó providencial: de la nada De Marcos se cobró un penalti por mano de Koppinen.

Javi Martínez estableció un marcador impensable, tanto que apenas duró un suspiro. La deficitaria tensión defensiva propició que Rushfeldt igualase y que el Tromsoe no cejase en su empeño, coleccionando faltas y córners (hasta ocho).

Reginiussen, sólo en boca de gol, tuvo el triunfo, pero dirigió mal. Entre cambios, prisas locales, guiños del árbitro y una jaimitada de Ramovic, murió un choque que el Athletic rentabilizó con lo mínimo, que fue bastante menos que lo exigible. Habrá que agradecerle al bombo de la UEFA que le emparejase con suizos y nórdicos porque si no ahora la afición estaría incendiada. Quizás lo esté pese al paso dado.