Victoria sin moraleja

Amistoso | Barakaldo 0 - Racing 2

Victoria sin moraleja

Victoria sin moraleja

Mandiá siguió con más pruebas a siete días del debut

Cada vez se entiende menos a los entrenadores. Da igual que sean buenos o malos. Todos son raros. Y Mandiá dejó ayer claro que no es una excepción. A una semana para el estreno ante el Getafe se esperaba un ensayo general. El objetivo del Racing apuntaba a ir puliendo defectos e ir armonizando los movimientos. Sin embargo, el técnico gallego fue por otro camino y decidió que la tercera equipación no iba a ser lo único que se pondría en el escaparate de Barakaldo. Hubo más sorpresas de inicio: reservas mezclados con suplentes de suplentes y, para completar el panorama, hubo dos expulsados (Geijo y Elorriaga) que fueron sustituidos tras una pacífica e inusual regla arbitral sacada de la manga. Con estos ingredientes, imagínense el partido y, sobre todo, las lecturas que de él se pueden rescatar.

Lo que está claro es que Mandiá ya tiene a su equipo ideal en mente, aunque jamás lo ha alineado junto en toda la pretemporada. Quizás le preocupe que muchos de sus intocables se constipen para el domingo o que alguno de los meritorios derribe la puerta de repente. Pero equipos como el Madrid desbaratan estas teorías porque, con millonarias perlas en sus filas, llevan arriesgando desde hace semanas para probar su potencial y buscar un estilo. Poco tiempo vi a Cristiano sentado. Pellegrini, como la mayoría, sabe que cuando la Liga comienza, las pruebas se acaban. Parece una forma de proceder más eficaz y que ahora compartirían muchos técnicos despedidos nada más empezar el campeonato.

Dos lecturas. Poniendo mucho empeño, se pudieron sacar conclusiones de un partido en el que el Racing dominó por galones, no por posesión. Dos negativas. Una, que Canales se ahoga en la banda y, por el contrario, da aire al equipo más centrado. Por eso casi marca. Y la otra, que Sarmiento, cuya clase es muy aprovechable, se pierde en mil batallas inútiles de canchero y, si no lo doman, acabará varias veces expulsado.

Las lecturas positivas son que los centrales funcionan, que Pinillos no es peor que la competencia que le han traído y que Lacen sigue sobrado. La última alegría, y la menos importante, es la dictada por el marcador. El primer tanto llegó gracias a una apertura de Moratón a Pinillos, cuya asistencia rápida y medida desde la banda fue aprovechada con clase por Luisma. La jugada del segundo, obra de Sarmiento, fue como él: anárquica, individualista y repleta de clase. Un zigzag majestuoso finalizado con un toque picado. Su celebración no fue apoteósica. Y lo entiendo. Hasta los propios jugadores saben que lo de anoche sólo les vale para no desanimarse. Mandiá tiene nueve fijos metidos en formol y exige dos fichajes.