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Internacional | Un Apertura en plena crisis

Las estrellas jurásicas se niegan a colgar las botas

Ortega lidera a una generación que supera los 35.

Cuando Matias Almeyda colgó el teléfono móvil, advirtió a quienes le acompañaban: "Era Gorosito, me quería gastar una broma". Nada más lejos de la realidad. El Pelado, ex futbolista de Inter, Parma, Sevilla, Brescia o Lazio, mataba el gusanillo en la liga indoor de veteranos. Hacía dos años que había colgado las botas. Pero Néstor Pipo Gorosito, el entrenador de River, le telefoneó y le propuso descolgarlas para jugar una temporada con la camiseta millonaria. Su contrato está basado en la productividad, depende de la cantidad de partidos jugados y objetivos alcanzados. El de Almeyda, de 36 años, es un caso atípico. Pero El Pelado se encontrará con muchos viejos amigos y rivales que se resisten a decir adiós.

Reinventarse.

Destaca la presencia en Boca y River de jugadores que han alcanzado (o superado) las 35 primaveras. Pato Abbondanzieri defenderá la meta de Boca a sus 37 años, siendo el mayor de la plantilla xeneize por encima de Palermo y El Negro Ibarra, ambos de 35. En Núñez, Almeyda coincidirá con viejos socios en la medular millonaria como el Muñeco Gallardo (33) o Burrito Ortega (35). Ortega regresa a River tras sus sonadas salidas y un problema con el alcohol que lo mantenido al margen del fútbol en las últimas temporadas. Sin embargo, el de Jujuy parece haberse repuesto y participa, como se ve en la imagen superior, en los partidos que River disputa en la Copa Suramericana. El mismísimo Maradona advirtió al llegar a la selección argentina que Ortega entraba en sus planes: "Lo amo, es una de mis debilidades. Si Ortega juega bien tres partidos en River estará en la selección, que no le quepa la menor duda a nadie. Lo quiero como persona y quiero que le vaya bien. A los que atacan su vida privada, los quiero matar. Yo viví en carne propia lo que es tener un problema".

Una encendida defensa de una estirpe de jugadores que se resiste a colgar las botas, como le ocurrió al propio Maradona, que se retiró con 37 años. Jugadores a los que aún les queda fútbol, como La Brujita Verón, quien advirtió al llegar a Estudiantes: "Esta es mi casa y vengo a ayudar. Vengo a recuperar la Libertadores, para que mi viejo no me siga echando en cara que él la ganó y yo no". En julio Estudiantes reconquistaba la Libertadores 39 años después y Verón se sacaba la espina con su padre, La Bruja, el hombre que lideró a los pincharratas en sus conquistas continentales del 68, 69 y 70.