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Europa League | Athletic 3 - Tromsoe 2

Milagro al límite en La Catedral

Con dos goles en cinco minutos, el Athletic evitó un fracaso ante el correoso Tromsoe

Jose L. Artetxe
Los jugadores bilbaínos hundieron a los noruegos en el último minuto de juego
Los jugadores bilbaínos hundieron a los noruegos en el último minuto de juego

Tuvo que apelar a la épica el Athletic para arreglar un nuevo desaguisado en San Mamés. El Tromsoe resultó más duro de pelar de lo previsto y sólo a base de genio y gracias a un par de ramalazos de inspiración suprema, pudo remontar. Los maravillosos coletazos rojiblancos permitirán afrontar la vuelta en Noruega en ventaja, aunque visto lo visto, también allí tocará arremangarse y, sería deseable, elevar el nivel del juego. Dos veces se adelantaron los nórdicos, un bloque serio, bien compenetrado, con un fútbol elemental, noble y correoso.

Con estas virtudes creó el Tromsoe incontables problemas a un Athletic muy corto de recursos ofensivos, máxime si Llorente no participa, como fue el caso, y dubitativo atrás. Pero como siempre queda el recurso del empuje y la decisión, se pudo alcanzar un triunfo que se antojó inaccesible tras el gol de Lindpere. El rival estaba entero, quedaba un cuarto de hora y el equipo de Caparrós no carburaba. Detrás de las ganas apenas había sustancia en el fútbol local. Es en ocasiones así, con todo perdido, cuando a veces se produce el milagro, que así hay que calificar el hecho de marcar dos goles al límite.

Ese final de infarto maquilla las penurias de un Athletic que aún debe agarrarse a resortes anímicos para evitar fracasos como el que anoche estuvo cerca de consumarse.

Se lanzaba el Athletic al ataque sin tino y entonces vino el segundo mazazo, casi calcado al primero: Lindpere agarró otro zurdazo que entró por donde lo hizo el de Moldskred. El Tromsoe sumía a La Catedral en el desespero y tuvo que surgir De Marcos al rescate, con un gol maravilloso. El marcador quedaba al menosapañado, pero no se paró ahí el Athletic y Llorente, inoperante toda la noche, sacó a relucir su poderío con un cabezazo picado que hizo estallar la locura.