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Trofeo Teresa Rivero | Rayo 1 - Valladolid 3

Bueno activó la mecha

Su entrada cambió al Valladolid en un desierto Vallecas

<b>GOLAZO ESPECTACULAR. </b>Borja, felicitado en la imagen por los compañeros, batió desde lejos y de falta directa a Cobeño por la escuadra.
GOLAZO ESPECTACULAR. Borja, felicitado en la imagen por los compañeros, batió desde lejos y de falta directa a Cobeño por la escuadra.

El Valladolid superó una exigente prueba ante un correoso Rayo y se adjudicó el Trofeo Teresa Rivero en un desangelado estadio, que no pudo superar la enorme competencia de Madrid, Barça y Atlético, cuyos choques coincidieron en el tiempo con el vivido en Vallecas.

No lo tuvo fácil el conjunto de Mendilibar. Y eso que pareció salir más centrado. Al poco de comenzar el encuentro, Asier se vio mano a mano con Cobeño casi sin quererlo, pero su disparo lo sacó bien el guardameta rayista con los pies. En la acción siguiente, en un córner, fue Baraja el que tuvo el gol en su cabeza y otra vez Cobeño se lució, en esta ocasión sacando una buena mano en la escuadra. Nada hacía presagiar que fuera el Rayo el que se adueñara desde entonces del partido. Movilla y Ángel fueron tomando autoridad en el centro del campo y eso se tradujo poco a poco en un dominio que acabó en ocasiones de gol. Loable también la actuación del joven Pacheco, cedido por el Atlético, que fue un auténtico quebradero de cabeza cuando tuvo el balón en los pies, saliendo por izquierda y por derecha, creando peligro siempre, aunque se le acabara pronto el combustible.

Gol local.

En una de las incursiones del argentino, en pleno arreón local, a punto estuvo de adelantarse el Rayo, pero Piti remató por encima de la portería cuando Justo Villar ya estaba prácticamente batido. En la siguiente acción sí hubo premio. Quero se encontró un balón suelto tras un disparo lejano y, tras revolverse, cruzó a gol.

El mejor hacer de los vallecanos había tenido recompensa y de paso obligó al Valladolid a dar un paso al frente, casi una obligación a la vista de la categoría en la que militarán unos y otros esta temporada. La entrada de Alberto Bueno fue una declaración de intenciones y acto seguido llegaron dos buenas acciones para empatar, la primera con un disparo lejano de Font que hizo lucirse de nuevo a Cobeño y la segunda protagonizada por el propio Bueno.

Ese Valladolid descarado es el que se vio de ahí en adelante. Héctor Font aportó mucho más al equipo como mediocentro junto a Borja y el equipo ganó peso hasta convertir la segunda parte en un ejercicio de superioridad. El empate llegó pronto, con el Rayo ya deshilachado, y tuvo a Sesma como protagonista. Aunque los flashes se los ganó Borja con un golazo de falta que fue seguido de la ovación del poco público congregado en Vallecas.

De ahí en adelante el Valladolid dio muestras de empaque para controlar el partido y bien pudo hacer más grande la diferencia con un remate al larguero de Sesma. Fue Bueno, casi al final, el que colocó el resultado final en una noche casi fantasmagórica en la que el Valladolid fue de menos a más.