Hacía bastante que el Sevilla no firmaba una pretemporada tan gris como la que está haciendo este año. Bien es cierto que aún quedan citas para ilusionar y quitar de un plumazo el escepticismo reinante a día de hoy en el sevillismo. Pero lo cierto es que este Sevilla no termina de carburar. Lo dijo Jiménez antes de viajar a Palermo: "Hay que crecer en lo futbolístico". Tiene razón. De los muchos aspectos que restan por pulir destaca sobremanera uno: la pólvora está mojada. Aunque lo peor viene de algo más profundo. Sin Frederic Kanouté el Sevilla es otro. No juega igual. La referencia arriba no está tan clara y Luis Fabiano corre el riesgo de perderse.

El malí es la estrella del equipo (con permiso de 'O Fabuloso') y la referencia en el juego. Su estado físico invita a no arriesgar. Sin él, el rival tiene más posibilidades de superar al Sevilla, que se ha mostrado este verano peligrosamente previsible. Jiménez (y el club) tienen ahora un dilema: el póker de delanteros está formado por Kanouté, Luis Fabiano, Koné y Chevantón. Con éste no se cuenta, pero está. Alfaro completaría un repóker. ¿Y Fred? Monchi quiere dar el cambiazo: se pretende forzar la salida de Cheva y hacerse con el brasileño, que espera impaciente.

Ya lo dice el refrán, es mejor prevenir. Y de esto el Sevilla sabe. La Copa África, la Champions y la delicadeza física del 'crack' del plantel son las amenazas. El Carranza, gran piedra de toque por su proximidad al inicio de la Liga, será definitiva en posibles movimientos. Mientras tanto, hay nervios. Aunque la fe sigue intacta a la espera de Kanouté.