Amistoso | Espanyol 3 - Liverpool 0
Noche de lágrimas, delirio y Luis García
El Espanyol inauguró su estadio y el asturiano marcó el primeroUn repaso histórico cerró la noche
Recordó la elegante botadura de un barco. El nuevo estadio del Espanyol fue bautizado por las lágrimas de emoción de muchos de los casi 40.000 pericos que acudieron a la gran cita. Fue el cava que bañó una tarde que tuvo lágrimas, sueños y Luis García, que marcó el primer tanto y puso a prueba sus cimientos: son buenos, aguantaron como un bravo el primer delirio de la afición blanquiazul, que espera muchos más.
Desde primera hora de la tarde los alrededores del estadio fueron llenándose de camisetas blanquiazules. Fue una explosión como la de las Copas o la tarde mágica del centenario. Familias enteras, abuelos, padres e hijos caminaban con semblante risueño en su primer paso hacia el futuro. Calles nuevas, distancias desconocidas, los mismos compañeros de fatigas. Era San Perico, y lo celebraron por todo lo alto.
Porque la organización fue magnífica. Mención especial para los voluntarios, que parecieron profesionales de la escena: su formación en círculo para crear el escudo del club, primero, y un corazón del que salía el color blanquiazul fue maravillosa. Magnífica la colla perica, cuyo castell provocó el delirio incluso en los casi mil hinchas del Liverpool que veían y no creían aquella demostración de habilidad y talento. "Eso no lo tenéis en Anfield", le comentaron a un inglés que chapurreaba español y que se emocionó cuando antes del partido sonó el You'll never walk alone. Lo que menos entendí -me hago viejo- fue lo de La Fura: unos paisanos que subían y bajaban de una cuerda elástica colgados de la tribuna. Pero estuvo bonito.
Y el público. La fiesta era para él y la gozó participando en todos los actos programados, con especial locura hacia los veteranos, Lauridsen, Marañón y compañía, cuando aparecieron en el terreno de juego. El gran día en realidad lo fue. A todos los que lo hicieron posible, felicidades. Cornellà-El Prat echa a andar envuelto en la locura popular. Si el club no desvaría, hay futuro para regalar.
En El Prat.
El partido no pudo ir mejor. Bueno sí, le anularon un gol legal a Raúl Tamudo, pero, bueno... El Espanyol dio un recital ante un Liverpool que no llegó a rematar entre los tres postes, y que lleva entrenándose casi un mes (por 16 días de los pericos): nadie lo diría. La afición sueña hoy como nunca lo hizo; le sucede lo mismo que al periquito que sobrevoló el césped casi al inicio del encuentro. Se posó, Mauricio Pochettino lo cogió con mimo entre sus manos y los técnicos se lo llevaron para dejarlo volar. Como el Espanyol mismo tras este mágico 3-0 en el estreno de su hogar.
Shunsuke Nakamura sirvió un pase interior a Luis García que el asturiano, con el gesto agarrotado pero las piernas más ágiles que nunca, resolvió con un recorte y un remate cruzado. Luis estrenó el casillero del nuevo estadio, en la portería de El Prat.
La meta que se le negó al Liverpool durante 45 minutos se abrió para que Ben Sahar marcase un doblete. Pero no era cuestión de personalizar. Porque anoche todos, titulares y suplentes, se lucieron como si en lugar de la inauguración del estadio fuera la fiesta del fin del mundo.
El detalle: goles en dos municipios
Luis García abrió el marcador en la portería situada en El Prat y el israelí Ben Sahar lo hizo, con doblete, en la de Cornellà.