No es bonito para los aficionados más exigentes, que desean ver caras nuevas todos los años. Tampoco para nosotros, los periodistas, que hablamos y escribimos sobre las posibles nuevas incorporaciones. Pero Abel estará encantado con este grupo y con ver casi a los mismos que hace dos meses. Encantado porque se nota que hay muchos futbolistas que se conocen a la perfección, muchas complicidades sobre el campo. Y eso, al fin y al cabo, es lo que le puede colocar al Atlético entre los grandes. Eso, claro, y poder reforzar al equipo con un par de futbolistas que dén el salto de calidad al Atlético. Lo demás lo tiene ganado Abel: un grupo peleón y luchador, solidario, con las ideas claras. Hasta que al equipo rojiblanco le duró la gasolina, que fue poco, la verdad, se mostró serio y peligroso. Luego ya sólo fue serio. Pero suficiente como para solventar el primer test importante de la pretemporada frente a un buen rival, el Benfica, que también cuenta con jugadores de calidad de medio campo hacia delante. Uno de los que más atesora, Agüero, decidió el partido en una pincelada de las suyas.

El primer partido de pretemporada, además, dejó varios mensajes, posiblemente alguno de ellos a tener en cuenta para un futuro próximo. El equipo titular de Abel bien podría haber sido el del año pasado, con un par de cambios, Asenjo por Leo y Reyes por Maxi. La ausencia del argentino en el once inicial dará que hablar en las próximas horas. Maxi sabe que no lo tendrá fácil esta campaña y que el club intentará buscarle una salida. Ha perdido el brazalete, por decisión propia, y veremos si su sitio en este nuevo Atlético. Los mensajes que le lanzan es que lo mejor para todos es que busque su futuro en otro sitio. Pero, claro, también hay que tener en cuenta al futbolista. Maxi en condiciones y motivado es mucho jugador. En el banquillo y rebajada su condición de intocable, a lo mejor no tanto.

Todo lo contrario que a Reyes. El utrerano formó en el primer once inicial serio y Abel parece que cumple la palabra que le dio en privado. No desentonó Reyes. Ayudó en la consecución del primer gol del Atlético con un buen cambio de banda y se le vio bajar a echarle una mano a Antonio López cuando la ocasión lo requirió. No es poca cosa. Tampoco para lanzar cohetes, pero si el Atlético quiere recuperarle no ha empezado mal. Habrá que ver su evolución en estos próximos partidos.

El partido sirvió también para mostrar las virtudes y las carencias del equipo. Virtudes como el gol de Raúl García, logrado desde la segunda línea y con buena triangulación del equipo. Que no sólo hagan gol los puntas es importante para aspirar a cotas mayores. Como también la efectividad. Agüero apenas había intervenido en juego. Pero en un minuto, justo antes del descanso, cogió la pelota a bastantes metros del área rival y la jugada acabó en penalti. Para el Atlético es bonito ver que nada ha cambiado ahí. Sin estar bien y con sólo una semana de entrenamientos Agüero es mucho Kun.

Carencias.

Las carencias también son sabidas. Cuando el Atlético se despistó o cuando acusó el cansancio, el Benfica creó peligro. Bien porque presionó arriba a la defensa rojiblanca o porque el equipo no hizo bien el fuera de juego. A partir de la media hora el Atlético sí pasó apuros. Se vio desbordado por las bandas y el Benfica pudo adelantarse en el marcador.

En el segundo tiempo llegaron los cambios y el 4-2-3-1 inicial de Abel dio paso a un 4-1-4-1, con Agüero y Forlán pronto en la caseta. No estaban para más minutos. Pero este detalle puede tener su importancia para la Liga, ya que el Atlético jugará tres competiciones y deberá preservar a sus mejores jugadores. Abel blindó la zaga con Assunçao por delante de los defensas y el Benfica se chocó con Asenjo cuando desarboló a la defensa madrileña. El palentino tuvo buen debut y con un par de acciones hizo posible el triunfo del Atlético. Ganarle a un campeón de Europa, mucho más rodado físicamente, en su casa y con Eusebio en el palco, es una buena señal.

El detalle. Simao recibió el apoyo local

Simao fue el gran protagonista del partido para la afición del Benfica, que le dedicó una gran ovación. El presidente del club luso, Luis Filipe Vieira, le entregó a Simao un trofeo como homenaje a los seis años que estuvo en el Benfica. Los aficionados mostraron pancartas de apoyo a Simao. Cuando se retiró del terreno de juego fue ovacionado por los hinchas.