Javier Irureta aterrizó pasadas las diez de la mañana en la concentración de Isla Canela de la mano del presidente, Fernando García Macua. Joaquín Caparrós no estaba en el hall del hotel, pero en cuanto supo de su llegada, el utrerano se desplazó al gimnasio para darle un apretón de manos. Acto seguido, los dos veteranos técnicos que guían al Athletic se encerraron junto a Macua y uno de sus directivos, Juan Pedro Guzmán, en el salón donde almuerza la plantilla. Fue el primer encuentro oficial, duró media hora.
Se nota a Macua más calmado y seguro desde el desembarco de Irureta. "Jabo es un profesional con muchísimas horas de trabajo en el mundo del fútbol y la estructura del primer equipo, también. Cuando la gente habla el mismo idioma, es muy fácil entenderse", argumentó antes de concretar sus cometidos. "En el club las decisiones las toma la junta. Irureta tiene plena capacidad en todo Lezama, en lo que es el fútbol base, captación y formación, incluido el Bilbao Athletic. Y en el primer equipo, tiene un papel de asesoramiento a la directiva. Los técnicos de la primera plantilla tienen sus competencias. No va a haber ningún problema, están muy definidos los papeles", explicó.
Había ganas por conocer cómo le sentaron las palabras de Caparrós reclamando fichajes en público. Ni se inmutó. "No nos hemos sentido presionados por las declaraciones del míster. Sabe que el club tiene sus ritmos a la hora de tomar decisiones y ejecutarlas. Además, cuando intervienen terceros, está la voluntad de ellos", expresó. Anduvo listo cuando AS le preguntó si iban a ir en serio a por Miguel Flaño, tal y como había solicitado Izco: "No le había oído, tenemos muy buena relación con Osasuna y queremos seguir teniéndola".
Tampoco le agobia que haya que entregar el viernes la primera lista para Europa: "No sé si vendrán más fichajes. No hay nada más previsto en pocas horas. Seguimos trabajando en una serie de temas sin urgencia. La lista del 24 no nos preocupa, es un trámite por estar en Europa. Ojalá pudiéramos darla todos los años.
Se refirió, asimismo, al conflicto con su directivo Juan Manuel Delgado, que afirmó en AS que Macua y Caparrós se habían vuelto locos con los descartes. "Está perfectamente aclarado con él después de un largo viaje. Posiblemente, horas después era consciente de que no hubiera tenido que hacer declaraciones en ese momento. Estoy abierto a todo tipo de críticas, aportaciones y reflexiones. Me parece razonable y sano que se exprese. Eso sí, por los medios en los que hay que expresarlas", fue su versión. Habrá que ver la otra.
Macua saludó efusivamente a Llorente antes de empezar la sesión, llegando incluso a colgar una llamada telefónica para ponerle la mano en el hombro. Pronto se abordará su renovación.
