Cornellà-El Prat tuvo el preestreno soñado

Una mano de limpieza para quitar el polvo acumulado, que se acaben de colocar los carteles indicadores, unos últimos retoques y sólo faltará que venga el Liverpool el día 2 de agosto. Cornellà-El Prat pinta a triunfo y comienza a saborear el éxito. No hay más. El que quiera encontrar defectos estará en su derecho, pero todos los que trabajaron por la construcción del estadio se ganaron el cielo.

El de ayer era un día clave para todos los estamentos del club. A las siete de la mañana estaban citados los encargados de la seguridad y a las nueve, todos los empleados. Se lo trabajaron en todos los sentidos. Los más de 11.000 aficionados que estrenaron sus butacas quedaron maravillados de la obra y se sientieron como si entraran en el salón de su casa. Un lujo.

Desde Dani Sánchez Llibre y todo su equipo de trabajo, pasando por la siempre presente María Bosch y por el delegado José María Calzón, recibieron el apoyo de la hinchada, que dejó caer alguna lágrima de emoción por la magnitud de la construcción. La megafonía tiró como nunca, la iluminación fue buena y la carpa de merchandaising que se situó en la zona de Cornellà solventó la prueba con éxito.

Peñas.

Llegaron desde varios puntos de Cataluña y fue la de Calafell la primera en colgar su reseña. Le siguieron la de Mora d'Ebre y algunas más. Hasta se pudo ver alguna con un mensaje clarísimo: Siempre Tamudo, en alusión al eterno capitán con futuro incierto dentro del equipo y al que despegaron el pasado sábado de su brazalete. Cosas del fútbol.