Toño encarna la historia y los valores del Tenerife

Hay personas que nacieron para hacer historia. Y Toño Hernández encaja perfectamente en ese perfil. Ha sido un emblema en su etapa de jugador y ahora vive, desde los banquillos, su momento dulce. Junto a José Luis Oltra han conseguido que el equipo regrese a Primera División.

El grancanario es el segundo jugador que más partidos ha jugado con la camisa del Tenerife y uno de los que más encuentros acumula en la élite, lo que le convierte, sin duda, en una de las referencias en la hemeroteca.

Sólo tiene por delante a Alberto Molina (otro grancanario). Por eso, el gran capitán es uno de los emblemas del club. Debutó en la campaña 1982-83 y desde entonces se convirtió en santo y seña del tinerfeñismo.

Acumuló 13 temporadas consecutivas, donde vivió el ascenso de Segunda B a Segunda y luego a Primera. En total ha disputado 328 partidos, de los cuales 152 fueron en la máxima categoría.

Vivió la primera época del Tenerife en Primera. Sufrió en esa Promoción ante el Deportivo, disfrutó del equipo de Jorge Valdano que se clasificó a la UEFA y tuvo su merecidísimo partido despedida algunos años después del retiro. Hoy, en el rol de segundo entrenador, ha vuelto a festejar un ascenso a Primera y los ojos se le llenaron de lágrimas.

A Toño le superan en la lista varios ex compañeros suyos. Es Felipe Miñambres el futbolista que acumula más partidos en Primera con el Tenerife.

Son 310 los partidos que jugó en los diez años que permaneció en la isla (entre 1989 y 1999). Le sigue Chano con 249, Julio Llorente tiene 233 y Antonio Mata 196. Entonces asoma Toño, el gran capitán, el ídolo de muchos. La historia viva del Tenerife que deja un ejemplo inmaculado para las generaciones venideras. Dentro del campo encarnó los valores más limpios del tinerfeñismo y ahora, como auxiliar en la banda, mantiene un compromiso y lealtad con el escudo que le hacen único.

Muy apreciado en el vestuario

A Toño no sólo le avalan los conocimientos adquiridos a lo largo de sus años como jugador y técnico. También le encumbra el trato que dispensa a los futbolistas, a los que se gana con su complicidad y carácter. Sin rebajar ápice de exigencia alguno, maneja como nadie la vida interna en el vestuario. Proporciona siempre buenos consejos e instruye a jóvenes y veteranos con dedicación y espíritu solidario. Además, con los medios de comunicación y los aficionados tampoco regatea simpatías y cortesías.