Liga Adelante | Rayo 2 - Real Zaragoza 2
Goles, empate, sonrisas... y todos tan contentos
El Zaragoza, contenido, puso fin a su exilio en Segunda
A partir de mañana el Zaragoza formará parte de las páginas de Primera División en el AS y en el resto de periódicos. Eso es lo más importante que nos deja el partido de ayer. Un partido de trámite, despedida y cierre sin lágrimas ni euforias, fiesta sin champán o batalla sin armas. Del fuego cruzado de los maletines que se inició desde el Teresa Rivero hace un par de meses o de aquellas críticas de Pepe Mel en La Romareda no hubo reminiscencias, ambos equipos jugaron y se respetaron. Apretón de manos, buena suerte y hasta la próxima. ¡En Primera, por favor!
La pelota recibió buen trato y repartió su tiempo equitativamente entre unos y otros. El Zaragoza llevó el timón del partido, pero sin la agobiante intensidad que le viene caracterizando, así que el Rayo, plagado de jugadores con buen gusto, construyó fútbol y exigió a Doblas, que exigió más dinero con una soberbia parada. Si había que reivindicarse, Generelo soltó un latigazo desde Badajoz que sorprendió a Falcón, tan embobado ahí como en el córner que remató Pavón.
Relax y errores.
Arizmendi y Vicente pudieron relamerse y regalarse goles, pero se empacharon de aire. Y como el Zaragoza no tenía la concentración al rojo vivo, un pase erróneo en mediocampo en el embrionaje de una jugada pilló a la defensa en paños menores. Albiol cruzó solo ante Doblas. Luego Piti se coló en el área entre un grupo de amigos. La tarde de Rayo y Zaragoza se resumía así. Goles, empate, sonrisas... Y todos tan contentos.