Si en la antigüedad los egipcios esculpían grandes estatuas a sus faraones, bien podrían ponerse de nuevo manos a la obra con los jugadores de su selección después de lo conseguido hoy ante los sucesores de aquel Imperio romano que conquistaron Egipto hace dos milenios. Y es que el poderío de Italia se esfumó en el mismo momento en el que la estrella egipcia, Mohamed Zidan, cayó lesionado. Con una lesión muscular en la parte posterior del muslo, el delantero quiso mantenerse en el campo y su presencia motivó a sus compañeros que lograron adelantarse en el marcador y contagiar de nerviosismo a los transalpinos que no dieron síntomas de peligro hasta los últimos minutos del partido. Esta vez llegaron tarde y ahora Egipto tiene las opciones intactas para colarse en las semifinales de la Copa Confederaciones.
Y eso que la clasificación de los de Shehata, ya de antemano, era complicada y casi impensable. Tras el triunfo cómodo de Brasil, Italia debía salir a por los tres puntos si quería llegar en igualdad de condiciones al tercer partido ante la canarinha y jugarse un primer puesto codiciado y así evitar a España (presumiblemente campeona del Grupo A). Las opciones egipcias pasaban en mayor medida por las botas de Zidan y eso Lippi lo sabía. La contrapuesta fue tirar de galones y vio en Cannavaro el marcaje perfecto para frenar al atacante del Borussia de Dortmund. Finalmente la decisión fue intranscendente porque el delantero se lesionó en el primer tiempo y Sehata lo mantuvo de decorado en el campo hasta el minuto 57. Vamos que Egipto no solo aguantó a Italia con diez, sino que encima consiguió adelantarse en el luminoso.
Con un inicio dubitativo entre ambas escuadras, Italia era consciente de la peligrosidad de los contragolpes de Egipto y en los primeros compases se dedicó a esperar sin prisa y apelar al gran estado de forma de Giuseppe Rossi que fue un quebradero de cabeza para la defensa campeona de África durante la primera media hora de juego. El delantero del Villarreal, activo por todas las zonas atacantes de Italia, pudo abrir la lata a los once minutos con un lanzamiento dentro del área pero el cuero salió por alto. Mismo destino tuvo otro disparo en el 25 desde la frontal pero en esta ocasión El Hadary se vio obligado a meter el guante para desviarlo por alto.
Italia parecía inclinarse tímidamente hacia el campo egipcio y los transalpinos comenzaban a verse superiores a su rival. Más aún cuando la estrella de los Faraones, Zidan, tuvo que ser atendido por un pinchazo en el recto anterior del muslo derecho. Pero este tipo de jugadores están hechos de otra pasta. Consciente de la peligrosidad que conlleva de continuar en cancha con este tipo de molestias, el nueve egipcio decidió mantenerse y aunque físicamente no llegaba a ningún sitio, su vuelta sirvió de revulsivo para el resto del equipo. Ya avisaron en el 37 con una internada que salvó Zambrotta deslizándose por el césped y clavaron la banderilla a los dos minutos con un buen gol de Homos tras un saque de esquina que cabeceó de forma majestuosa y llenó de gloria a De Rossi que no hizo ni el amago de cubrir al centrocampista egipcio.
Las pilas italianas tomaron algo de fuerza tras el descanso con la entrada de Luca Toni y Montolivo. Ellos no fueron los primeros en disponer de una ocasión clara de gol, sino Iaquinta en un mano a mano con el meta egipcio pero el de la Juventus no pudo superarle. Mientras, Egipto asimilaba la peor de las noticias. Zidan no aguantaba más y se vio obligado a dejar su puesto a Eid en el minuto 56. A partir de aquí, los africanos optaron por una de las técnicas a las que más se apela en el mundo del fútbol pero de las que menos renta se obtiene. La de perder tiempo y desde el minuto 60...
Pero hoy Italia mostraba un nerviosismo impropio de esta selección y la vitalidad transalpina no era descomunal. Únicamente Pirlo, con un lanzamiento de falta, pudo intimidar a El Hadary en los primeros 20 minutos de la segunda parte. A partir de aquí, los de Lippi se fueron con todo al ataque y cuando se atrevieron a agobiar a su rival, el guardameta del Sion suizo se propuso ser el héroe del partido. Y lo consiguió por que desde el minuto 70, Italia avasalló su portería pero todos los balones acababan rechazados por él o en su defecto se estrellaba en la cruceta como pasó en el minuto 85 tras un centro con rosca de Iaquinta. Finalmente ni con Buffon al ataque, los italianos pudieron puntuar y se tendrán que jugar la vida ante Brasil mientras que los africanos harán lo propio ante la selección de Estados Unidos que ya no se juega nada en Suráfrica.
