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COPA CONFEDERACIONES | España 1 - Iraq 0

La victoria de la paciencia

Un gol de Villa en el minuto 55 dio la victoria a España y clasificó para semifinales a la Selección, que ya suma 34 encuentros consecutivos sin perder, a sólo uno del récord de Brasil. Villa ya es el segundo máximo goleador en la historia de la Selección, superado únicamente por Raúl.

<b>OTRO MÁS.</b> David Villa volvió a marcar y ya es el segundo máximo goleador en la historia de la Selección.
OTRO MÁS. David Villa volvió a marcar y ya es el segundo máximo goleador en la historia de la Selección.REUTERS

La Selección española exhibió otra de sus muchas virtudes contra Iraq, la paciencia. Era la mejor táctica, quizá la única, para vencer al combinado asiático, que levantó delante de su portero Kassid un muro contra el que se estrelló España durante casi una hora, hasta que surgió la figura de Villa para convertir el único gol del encuentro y meter en semifinales a la Selección, que suma ya 34 partidos consecutivos sin perder, a sólo uno del récord de Brasil.

Iraq vivió encerrada atrás y la Selección fue la dueña del balón, tuvo paciencia, no se precipitó y movió el balón hasta que encontró algún espacio por el que hacer daño al combinado que dirige Bora Milutinovic, que ordenó un 5-4-1 para robar los espacios a los españoles. Se equivocó España en no tocar con más rapidez y en abusar de los ataques por el centro y en no explotar más el juego entre líneas y las bandas para crear espacios. Contra un conjunto tan cerrado se hace indispensable abrir el campo y la Selección no siempre supo hacerlo. En cualquier caso, siempre habrá que alabar a este grupo que nunca renuncie a su estilo y sea fiel a su juego con independencia del rival.

Cuando abrió el campo hizo daño y desde la banda llegó el gol de España, que desenredó el choque y abrió la autopista hacia la victoria en el minuto 55. Mata recibió en la izquierda, fue doblado por Capdevila y el centro de éste fue cabeceado a gol por Villa, que supera a Fernando Hierro y se sitúa como segundo máximo goleador en la historia de la Selección. Tercera asistencia de Capdevila, un profesional en el sentido más amplio de la palabra, un futbolista indispensable en este combinado.

Partidos como éste es el peaje que debe pagar España por ser campeona de Europa. Su juego y sus éxitos le han convertido en una de las selecciones más respetadas del mundo y hay que acostumbrarse a medirse a equipos que cierran la puerta y tiran la llave al mar. Son desafíos que va superando esta Selección, que tiene recursos suficientes para resolver sudokus tan enrevesados como el planteado por los iraquíes. Lo malo de enfrentarse a España es que sólo se juega con un balón y siempre está en los pies de los de rojo.

No es fácil afrontar estos encuentros en los que sabes que eres superior y además de contra el rival debes luchar contra ti mismo, contra la impaciencia y la frustración que pueden generar que tu juego no se traduzca en goles. También sabe dominar esos tiempos la selección española.

Xabi Alonso y Xavi dirigieron el tráfico, pero les faltó un socio que supiera conectar la media con el ataque. Ni Mata ni Cazorla supieron interpretar el papel de Iniesta, Silva Cesc. Esos futbolistas que se asocian con todos, evitan los cortocircuitos y conectan todo el juego de la Selección. La salida de Silva por Cazorla en la segunda parte la agradecieron más que nadie Xabi y Xavi, esa doble x que inventa un fútbol apto para todos los públicos.

Tampoco fue el día más inspirado de Fernando Torres y Villa, pero así y todo, España dispuso de ocasiones suficientes para haber logrado una ventaja más amplia en el marcador. Pasado el cuarto de hora Torres malgastó la oportunidad más clara del primer tiempo y cerca de la media hora Villa imitó a su compañero. Probó suerte poco después Cazorla desde fuera del área, una alternativa indispensable para lograr que una defensa se abra.

Con empate a cero se llegó al descanso y en el segundo tiempo el guión no varió. En esta especie de día de la marmota que fue el partido, España dominaba la pelota, atacaba e Iraq se defendía. Así una y otra vez. Los asiáticos se olvidaron de atacar y la Selección apenas tuvo que defender. Cuando se vio mínimamente exigida surgió la figura de Piqué para poner las cosas en su sitio. Incluso se animó a salir con el balón jugado desde atrás, algo que le cuesta mucho más a su compañero en el centro del zaga, Marchena, que apareció por primera vez a los 53 minutos para ganarse una tarjeta amarilla por derribar a Alaa.

España seguía a lo suyo, no se cansó de atacar y no perdió la paciencia hasta que logró aclarar el panorama con el gol de Villa. Dominados el partido y el marcador, la Selección no cambió de registro y siguió buscando el segundo desde el toque. No lo consiguió, pero tampoco hubo demasiado riesgo de que empataran los iraquíes, que salieron decididos a buscar el empate o perder por los menos goles posibles y cuando se vieron por debajo en el marcador no supieron qué hacer. Se sabían muy bien el plan A, pero no tenían preparado el B.

Con el ataque continuo de España y algún contragolpe aislado de Iraq terminó de consumirse el choque, aprovechado por Del Bosque para dar minutos de juego a Güiza y a Busquets y de descanso a Villa y Xavi.