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Liga Adelante | Las Palmas 0 - Rayo

Permanencia al ralentí

Las Palmas y Rayo rubricaron un empate bochornoso

Valentín De Félix
<b>UN SIMULACRO. </b>Juanma, en el suelo, y Pablo pugnan por un balón en un lance del insulso choque que jugaron ayer.
UN SIMULACRO. Juanma, en el suelo, y Pablo pugnan por un balón en un lance del insulso choque que jugaron ayer.reportaje gráfico: carlos díaz-recio

Algunos ni durmieron porque el partido era trascendental. Era un choque barnizado de final de Champions League, la vida para ellos. Toda la noche pensando en el maldito encuentro, tanta cola, tanto llamamiento, tanto público para nada. Nadie les dijo que Las Palmas y Rayo ya lo tenían apalabrado. El pacto tácito estaba sellado, y se vio nada más empezó a rodar la bola, un punto para cada uno y todos contentos. Claro, los vallecanos pusieron una cláusula extra, no podían encajar goles porque querían que Cobeño obtuviera el galardón del portero menos goleado. Los locales no opusieron resistencia, cómo lo iban a hacer, no tiraron entre los tres palos en noventa minutos y el arreglo quedó bordado, empaquetado y a punto de nieve, mientras la grada trinaba por el pseudo partido. Los protagonistas, los jugadores, creyeron que porque una parte del público vio el encuentro gratis, lo justo era ofrecerle bazofia en vez de caviar.

La ética y el fútbol otra vez se dieron de patadas. Los finales de Liga son así, extraños y siempre guardan secretos incofesables. El árbitro le puso todo el rigor, los aficionados alentaron pero los jugadores sacaron a relucir su lado más profesional. Dos detalles delataron el teatrillo que montaron a media tarde la Unión Deportiva y Rayo Vallecano, el primero, cuando Pepe Mel señaló a Míchel, el capitán visitante, dónde está la portería de Pindado; el segundo, tras una jugada primorosa de Armiche zigzagueando a rivales y amigos, Marcos Márquez se acercó al recién bautizado canterano y hace una indicación. Sólo ellos saben de qué hablaron, pero los 20.340 que estaban en el estadio intuyeron lo evidente. Era flagrante el armisticio.

Con el fin justificando los medios, la Unión Deportiva ya tenía la permanencia garantizada, daba igual las noticias que llegaran desde Vitoria, en el Gran Canaria todo estaba cocinado. A rastras, como ha jugado desde enero, Las Palmas consigue la salvación, que no hay que confundir con el objetivo, como lo han querido disfrazar algunos.

Para el futuro queda el debut de Armiche y Juanpe, dos nuevos platanitos, lo único de lo que podrá sacar pecho Paco Castellano en este nuevo capítulo de su paso por el banquillo.

Armiche, lo mejor del filial esta temporada, es veloz y atrevido. Su actuación habría sido trascendental ayer si no hubiera estado mediatizada por las circunstancias, tiene planta de futbolista talentoso. Mientras que Juanpe, todavía en edad juvenil, actúa como un veterano. Es frío, técnico y rápido a pesar de su altura. Armiche y Juanpe representan el futuro que ha de llegar, que ojalá sea más productivo y menos oscuro que la página que escribieron una tarde de junio Las Palmas y Rayo Vallecano.