Locura en Suráfrica en la primera aparición de Kaká

Aquí, en Suráfrica, los blancos hablan inglés y afrikaans (una variante del holandés) y prefieren el rugby. Los negros adoran el fútbol y se entienden mayormente en zulú, lengua reprimida durante el apartheid que ahora se abre paso como un torrente. Los negros adoran este idioma ancestral y también la pelota, por eso celebraron con cantos zulúes la llegada de uno de los dioses del balón, Kaká, a las horas de su entrada en el Olimpo blanco. "Kaká sebapadi se seholo; Kaká, ka mahella a ka ke tla e tjharela siuwele" ("Kaká, eres el más grande; Kaká, llevas a tus equipos sobre los hombros"), le bailaba ayer al brasileño la desbordante afición (unas 7.000 personas) del estadio Seisa Ramodobu, de Bloemfontein. Suráfrica se rinde al nuevo Kaká, el que vestirá de blanco.

Se ha rendido hasta Dani Alves, amigo y compañero de Seleçao que, a partir de septiembre, luchará en la trinchera rival. Dani sabe que el Barcelona tendrá que atarse los machos ante tanta estrella madridista: "Puede que el Madrid sobre el papel esté haciendo el mejor equipo del mundo. Pero ahora hay que demostrarlo sobre el campo, y el que sí lo ha demostrado es el Barça".

Brilla.

Kaká, mientras, responde con cuentagotas a las preguntas sobre su futuro, como hizo el jueves al llegar a Johannesburgo, donde elogió a Cristiano y no dijo más. Pero su actitud brilla como nunca. Ayer saludaba al estadio sin parar y sin bajar la cabeza con esa timidez congénita, agravada por los malos tiempos milanistas. Hasta Dunga ha percibido su nueva alegría. "Kaká vale más. Sigue estando entre los mejores, y el año que viene volverá a ser el mejor del mundo", revela el seleccionador de Brasil. Su mejor futbolista se ha alejado del frío y la falta de expectativas de Milán y sueña con el futuro en blanco de Florentino. Porque Kaká ya es Dios en Suráfrica y líder de Brasil. Mejor para el Madrid... y peor para el próximo gran rival de Ricky, la Roja de Del Bosque.