Cerezo insistió en la injusticia de las Sociedades Anónimas Deportivas

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Cerezo insistió en la injusticia de las Sociedades Anónimas Deportivas

Cerezo insistió en la injusticia de las Sociedades Anónimas Deportivas

El Atlético lleva ya mucho tiempo trabajando en una serie de propuestas y medidas que permitan a todos los clubes profesionales competir en igualdad de condiciones. Según él, la irregular aplicación de la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas de 1992 ha originado una Liga que se juega con dos barajas diferentes y que coloca en desventaja a los clubes que fueron obligados a transformase en SAD. El Atlético defiende un marco legal común a todos.

Enrique Cerezo expuso ayer en el Congreso un plan para conseguir que todos los clubes profesionales del fútbol español puedan competir en igualdad de condiciones, amparados todos ellos bajo el mismo marco legal, ya que, según él, el actual sistema del fútbol español "vulnera los criterios de competencia perfecta". En el año 92, impulsada por el Estado, entró en vigor la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas, que obligaba a los clubes de Primera y Segunda División a transformarse en SAD. Esta medida debía proteger al fútbol frente a la situación de endeudamiento en la que se encontraban muchos clubes.

La transformación se llevó a efecto por todos los clubes, dado que superaban los límites de endeudamiento establecidos, con excepción de cuatro: Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna. Sin embargo, años después, estas cuatro entidades sí llegaron a superar esos límites marcados en el 92, pero nunca tuvieron que transformarse en SAD.

Los clubes que son SAD se rigen como una empresa y, por el sector al que pertenecen, están sujetos a una presión social y mediática muy elevada -para satisfacer deportivamente a sus aficionados y socios- y esto provoca que se efectúen inversiones por encima de la capacidad para generar ingresos. Dado su perfil de Sociedad Anónima, estos clubes están sometidos a un estricto control financiero que les sitúa en franca desventaja respecto a los cuatro clubes que viven en régimen de Asociación o Entidad Deportiva (ED), cuya posibilidad de endeudamiento y maniobrabilidad en el mercado es mucho mayor. Es entonces una gran contradicción conforme al espíritu de la ley del 92, que pretendía proteger al fútbol como bien de interés general.

El Atlético no considera tan pernicioso el sistema de Sociedades Anónimas Deportivas, como el hecho de que unos estén sujetos a unas obligaciones fiscales muy estrictas y otros, a unas completamente diferentes. El sistema debería fomentar la igualdad y sin embargo son las ED las que tienen más facilidad para realizar sus inversiones -no son tan controladas- y además históricamente reciben más ayudas por parte de las instituciones. En definitiva, una Liga de dos velocidades, ya que al no tener todos las mismas limitaciones del gasto, se merman de manera gigantesca las posibilidades de competir.

Cerezo propuso que lo "más razonable es que Madrid, Barcelona, Osasuna y Athletic se conviertan en SAD para que todos puedan competir bajo las mismas limitaciones o, en todo caso, que mantuvieran su formato pero recogidos todos bajo el mismo marco legal".

También propuso limitar la capacidad de endeudamiento para prevenir los desequilibrios financieros de los clubes. Que nadie viva por encima de sus posibilidades para que después no se entre en una espiral de deudas que lleve a los clubes al borde de la desaparición. En consecuencia, el Atlético ha propuesto limitar el gasto en salarios a jugadores y amortizaciones de los clubes para que no sobrepase el 80% de sus ingresos, aunque el porcentaje debería ser consensuado por todos.

Umbral. Además ha expuesto que sería también ventajosa una normativa que establezca un máximo de gasto en fichajes, convenios salariales y la obligación de alinear un mínimo de jugadores formados durante un periodo de tiempo en el propio club, siempre en el marco de la legislación comunitaria. Y en cuanto a los derechos televisivos, apuesta por impulsar la negociación colectiva ajustada por un modelo que establezca un porcentaje de explotación por parte de cada club y que premie a cada uno en función de criterios como su palmarés o la audiencia que garantice.