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amistoso | azerbayán 0 - españa 6

Caja y récords camino de Suráfrica

España dejó una goleada vistosa en el marcador (0-6) en su escala en Azerbayán antes de embarcarse en un viaje de más de diez horas que les llevará a la sede de la Copa Confederaciones. En un partido sin historia y ante un rival sin ningún nivel futbolístico, la selección, con el freno de mano puesto, controló absolutamente el partido y no sufrió para seguir aumentando sus rachas: 32 partidos sin perder, 12 victorias seguidas. Villa firmó un hat-trick y ya es el tercer máximo goleador de la historia de la selección.

<strong>CRACK.</strong> Hat-trick de David Villa, que ya es el tercer máximo goleador de la selección y tiene a tiro a Fernando Hierro.
CRACK. Hat-trick de David Villa, que ya es el tercer máximo goleador de la selección y tiene a tiro a Fernando Hierro.

La distancia más corta entre dos puntos es una línea recta. Pero como la Federación maneja distintos axiomas geométricos, España se embarcó en un viaje a Suráfrica vía Bakú, Azerbayán, hogar de la selección número 140 del mundo, a años luz de la gloria que dio Kasparov a este país que se independizó en 1992 de la vieja URSS y que acumula 14 partidos oficiales sin marcar un gol para escarnio de su seleccionador, un Berti Vogts enfrentado con prensa y afición del país azarí y que tendrá difícil enderezar en este destino su carrera como seleccionador, tan lejos de las bondades de sus años como futbolista.

Un destino exótico con un estadio que rinde homenaje a quien le da nombre, el linier Bakhramov que dio un gol ilegal para que Inglaterra fuera campeona del mundo en el 66. Y un destino, en fin, que recibió a España con un estadio lleno y una bolsa de 750.000 euros y le despide con su bendición antes de un viaje que llevará a los de Del Bosque a la sede de la Copa Confederaciones tras un trayecto de más de diez horas. Allí debutará el domingo ante Nueva Zelanda, otro rival que tampoco acelera el pulso pero ante al que al menos se disputará un partido oficial dentro de un torneo oficial que tenderá un puente entre la selección campeona de Europa y la que debería partir como una de las grandes favoritas en el próximo Mundial.

Como partido, más allá del botín económico y de su valor (en cuarentena) como banco de pruebas, hubo tan poca tensión como se podía esperar por parte de una selección a cuyo nivel actual ya sólo le sientan bien retos de más lustre. Y más con el sofoco de la temporada todavía encima: Medio equipo tocado, todos cansados, algunos entre algodones. Tras la resaca de gloria del Barcelona, en medio de la caza de estrellas del nuevo Madrid de Florentino, de un Azerbayán - España no se podía esperar mayores objetivos que dosificar fuerzas y alimentar marcas colectivas e individuales. Con el triunfo, la selección iguala los 32 partidos sin perder de Hungría y amenaza el récord absoluto, en poder de Brasil (35). Con esta goleada, los de Del Bosque suman 12 victorias seguidas desde el empate con Italia en la Eurocopa. Dos más y España alcanzará las 14 a las que sólo han llegado Brasil y Francia. Estos dos récords pasan por la benévola primera fase de la Copa Confederaciones: Nueva Zelanda, Irak y Suráfrica. Así que cuando lleguemos al verdadero meollo del torneo, en semifinales, ya podríamos estar hablando de un equipo de cifras todavía más históricas y redondas.

El ritmo imparable de Villa

El partido no tuvo por lo demás demasiada historia. Azerbayán jugó encantada de enfrentarse a un rival como España y no fue un rival duro. Defendió atrás sin una actitud precisamente fanática y acompañó en el centro del campo sin una presión auténtica. Sólo se recuerda una entrada dura a Cazorla y un codazo fortuito a Cesc en el penalti del 0-3. El equipo azarí apenas tuvo el balón y no dibujó ninguna intención cuando este cayó en sus pies. En la primera parte sólo dejó un disparo durísimo de Akhtyamov que sirvió para que los voluntariosos aficionados vieran una estirada de póster de Casillas, uno de los más reconocidos y queridos en Azerbayán y seguramente en cualquier lugar que visite la selección.

España cumplió el guión, goleó con ritmo de entrenamiento y se adornó en los primeros minutos con un buen ritmo de circulación y después con el goteo de goles en medio de demasiados minutos pastosos, pesados, intrascendentes. Con plaga de tocados y lesionados a cuestas, Del Bosque apostó por una alineación muy novedosa, con cambios en el eje de la defensa (Albiol - Marchena) y del centro del campo (Xabi Alonso - Cesc). Sin los ingenieros del tiqui-taca -Xavi, Iniesta, Silva- Xabi Alonso empezó gobernando el juego y Fábregas filtrando pases entre líneas con la velocidad de Torres entre ceja y ceja. Con el paso de los minutos, mientras España sobaba el balón sin llegar demasiado a la portería rival, se fueron agigantando los que más interés pusieron al asunto: Cazorla, ansioso por exhibir su completa recuperación, y un Villa que no concibe un partido, sea el que sea, sin la portería contraria en el punto de mira. El delantero, cuyo futuro tiene al mundo del fútbol en vilo, agitó el partido en un cuarto de hora eléctrico y cerró el primer tiempo con tres goles que le sitúan con 28 en la selección, por delante ya de Morientes y a uno de Hierro. Lució catálogo de remates con un disparo a la escuadra dentro del área tras pase de la muerte de Arbeloa y otro seco desde la corona del área tras acción individual. El tercero lo marcó tras el penalti a Cesc. A lomos del asturiano, España dejaba un marcador resultón tras una primera parte con muy poco que rascar.

Carrusel de cambios y más goles

Con la cuestión del partido zanjado, si es que alguna vez estuvo en litigio, la segunda parte fue un paseo de España a ritmo cansino ante un rival sin fuerzas, que se movía con cierto orden favorecido por el toque completamente relajado de los de Del Bosque. La sensación era que España marcaría cada vez que se lo propusiera, y así fue en tres ocasiones: latigazo cruzado de Riera, remate de Güiza en el área y buena definición ante el portero de Torres, que arregló en los últimos minutos una actuación individual hasta entonces demasiado irregular.

Tuvieron minutos en el segundo acto, además de Güiza o el joven Busquets, algunos de los que teóricamente serán titulares en Suráfrica: Xavi, Ramos o Puyol ya estaban en el campo cuando casi al cierre Azerbayán tuvo su segunda ocasión, otra vez en los pies de un Akhtyamov que esta vez disparó demasiado cruzado. Y así, con el público huyendo en desbandada antes del pitido final, se cerró un trámite que llenó las arcas de la Federación y transcurrió con la placidez de un entrenamiento pero que, al menos, sirvió para alimentar las marcas históricas de la selección. Cuando se detallen sus partidos consecutivos sin perder o su racha de victorias, ahí estará este 0-6 en Azerbayán, un amistoso exótico antes de viajar a un torneo exótico y que dejó, por si hiciera alguna falta a estas alturas, la enésima reivindicación de David Villa como uno de los grandes goleadores del planeta fútbol.