Maradona está tierno como técnico. Anoche el colombiano Lara le dio una lección en la pizarra, aunque Argentina ganó. Diego es, por ahora, un alineador con buen gusto. Lo heredó de Menotti.

De salida, Colombia ocupó inteligentemente el maltrecho césped de Monumental, escalonada en defensa y feroz en la presión. Dejaba sin cobertura a Verón, obligando a Demichelis, Heinze y Cata Díaz a abastecer de juego a Los Piojos (Messi, Agúero y Tévez) con pelotazos inservibles. Colombia traía los deberes hechos. Lara retrataba las carencias de Maradona en la pizarra. Sin laterales para aliviar la salida de balón, con Mascherano preso de una temprana amarilla y Verón atrapado en una tupida telaraña, Argentina desplegaba un juego narcotizante. Incluso las ocasiones más nítidas fueron de Rentería y Falcao. Junto a un penalti claro de Jonás. Sólo cuando Verón llevó la pelota mansa a los pies de Messi se aceleró su ataque con sus venenosas diagonales. Pero con Tévez desaparecido y Agüero sustituido por un golpe, el signo del partido se supeditaba a la ambición colombiana.

Maradona cambió los soldados (Zanetti por Gago), pero no el plan. Volante por tapón. Compraba posesión, pero desguarnecía el corazón de la cancha. Sin embargo, lo que ante otro rival resulta una temeridad, ante la estéril Colombia es una anécdota. Los visitantes se acularon en su área y Messi anunció el gol cacheteando una falta al larguero. Un minuto después Cata Díaz empalaba a la red un centro sucio en un córner. Maradona buscaba arquitectos para desatascar su pizarra, pero al final acabó siendo un obrero.

Con Argentina desprotegida y Colombia ambicionando algo más que una digna derrota, el partido se desabrochó. Falcao y Zúñiga sembraron el pánico en Monumental. Con 20 minutos por delante Argentina especulaba encastillada tras el gol del Cata Díaz. El Maradona técnico no convence. Pero gana, esto lo heredó de Bilardo.