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Kaká, un sueño del madridismo que se hace realidad

Uno de los fichajes más reclamados por la afición del Real Madrid ya es jugador del equipo blanco: Ricardo Izecson Dos Santos Leite, Kaká. El mediapunta brasileño alcanzó la cima del fútbol mundial en el Milan y ahora busca un nuevo reto para su carrera en el Santiago Bernabéu. El nuevo proyecto de Florentino ya tiene su primer gran referente.

<strong>NUEVA ESTRELLA.</strong> Kaká es la primera estrella del nuevo Real Madrid de Florentino.

En agosto de 2007 se produjo una de las anécdotas más celebres de aquel verano de -como todos- rumores, noticias, desmentidos y fichajes. A la llegada a Moscú del AC Milan en las idas y venidas de las giras de pretemporada, el brasileño Kaká confundió el autobús de su equipo con el del Real Madrid. Apenas tuvo tiempo para charlar con un directivo antes de dirigirse al autobús de su equipo, del que no se movió ese verano como no se había movido el anterior, cuando Ramón Calderón llegó a la presidencia del Real Madrid con la promesa de fichar al que por aquel entonces era considerado de forma unánime el mejor jugador del mundo. Fuera de foco en 2008 por la actividad en torno al fichaje, también fallido entonces, de Cristiano Ronaldo, Kaká nunca dejó de ser uno de los grandes anhelos del madridismo. Un anhelo que ahora se ve cumplido con el fichaje del primer gran nombre de referencia del nuevo proyecto de Florentino Pérez al frente del Real Madrid.

A Ricardo Izecson Dos Santos Leite se le llama Kaká porque es un apodo recurrente en Brasil para aquellos que se llaman Ricardo. Y porque así le llamaba su hermano cuando era pequeño: Caca. Su representante le aconsejó cambiarlo por Kaká antes de dar el salto a Europa en 2003. El Milan pagó 8 millones y medio de euros por un jugador que entonces tenía 21 años (nació el 22 de abril de 1982 en Brasilia). Ahora lo vende en lo que es sin duda un buen negocio en lo económico pero una operación que deja al equipo lombardo sin su gran referente deportivo, un jugador cuya continuidad se convirtió en veranos pasados en una cuestión de estado en el club de Berlusconi. El vicepresidente Galliani llegó a declarar que en su lápida pondría "el hombre que ha mantenido a Kaká en el Milan". Ahora, por fin, ha pesado más el deseo del jugador de buscar un nuevo reto en su carrera. El Milan, aunque tardó en reconocerlo, había asumido que no podría competir con el empuje de quienes le pretendían. El Chelsea por expreso deseo de Ancelotti, antiguo entrenador del brasileño, y el Real Madrid, que se ha hecho finalmente con sus servicios.

Un mediapunta clásico, un líder exquisito

Kaká es un mediapunta clásico que disfruta jugando cerca de los delanteros, en la parcela del enganche clásico. No es especialmente rápido, pero tiene cambio de ritmo y una conducción exquisita del balón, apoyada en su imponente zancada y en su depurada técnica individual. Desborda, regatea y tiene instinto para el último pase y para el gol: define con frialdad ante el portero y tiene un excelente disparo que ensaya cuando encuentra espacio fuera del área. No es un organizador ni un delantero sino un '10' clásico, un jugador que enlaza el centro del campo y la delantera, juega entre líneas y se acomoda cerca del área como pieza maestra de la maquinaria del equipo. Sin tener un carácter fuerte, es un líder en el campo a ritmo de fútbol, siempre con el balón en los pies.

No es habitual que un grande del fútbol italiano apueste por una joven promesa brasileña que no se ha desfogado todavía en Europa. Pero el AC Milan vio claro que Kaká estaba preparado para brillar a corto plazo en un fútbol tan exigente como el Calcio. La apuesta, ahora no hay duda, era ganadora. De hecho, el club italiano ha repetido después experiencia con el delantero Alexander 'Pato'. El Milan fue el más rápido del continente a la hora de firmar a un joven que maravilló desde su debut con el Sao Paulo en 2001. Debutó con 12 goles en 27 partidos y en su siguiente temporada marcó 10 en 22 encuentros.

Su estreno en Italia llegó en un triunfo del Milan (2-0) ante el Ancona. En su primera temporada jugó 30 partidos, consiguió dos goles y sumó sus primeros títulos en Europa: Serie A italiana y Supercopa de Europa. Era la época dorada de un Milan lleno de grandes estrellas que brindaron unos años magníficos antes de que comenzara el declive de la carrera de algunas de ellas: Nesta, Maldini, Pirlo, Seedorf, Inzaghi o Shevchenko, buen amigo de Kaká y principal beneficiado de las asistencias de gol del brasileño, que leyó como nadie el juego de desmarque y velocidad del ucraniano. Europa también se rindió a ese Milan liderado por Kaká. En la final de la Champions de 2005 rozó un título que se escapó ante el Liverpool (4-3) en una final antológica que ya está en los anales de la historia del fútbol. Pese a la derrota fue elegido mejor centrocampista del torneo y fue noveno en la elección del Balón de Oro 2005, primer paso hacia una cima que ya tocaba con los dedos.

En la temporada 2006/07 llegó la explosión definitiva de Kaká, que ya jugaba como comunitario tras obtener la nacionalidad italiana. El 23 de mayo el Milan se vengó del Liverpool, ganó la Champions con Kaká como máximo goleador y obtuvo billete para el Mundialito de Clubes, que se llevó al imponerse a Boca Juniors en la final (4-2) con un gol y dos asistencias del astro brasileño, que conquistó de forma unánime el cetro de mejor jugador del mundo: en ese año recibió el Balón de Oro, el FIFA World Player y el galardón de mejor jugador del mundo de FIFPro.

Internacional absoluto, Kaká debutó con Brasil en enero de 2002 en un partido contra Bolivia. Tuvo una presencia testimonial, apenas jugó unos minutos, en el equipo que fue campeón del Mundo en 2002, y ganó después la Copa América 2004 y la Copa Confederaciones 2005. Poco después llegó su experiencia más amarga con la 'canarinha': el Mundial de 2006, en el que Brasil fracasó pese a partir como clarísimo favorito en un equipo en el que Kaká coincidió con estrellas como Adriano, Ronaldinho o Ronaldo.

¿De estrella del fútbol a pastor evangelista?

Fuera de los campos, Kaká no responde ni mucho menos al perfil habitual de muchas estrellas del fútbol. Tímido y disciplinado, su vida está basada en sus férreas creencias religiosas. De hecho, considera que gracias a su fe superó fractura de una vértebra que sufrió dando un salto desde un trampolín; "Me rompí la vértebra pero he visto la mano de Dios", aseguró. Pertenece a la Iglesia Evangélica y celebró el Scudetto de la 2003/04 con una camiseta con el lema "Yo pertenezco a Jesús".

Su vínculo con la religión es tan profundo que ha asegurado que cuando se retire será pastor evangélico: "me gustaría mucho. Hay que estudiar teología y profundizar en las enseñanzas de la Biblia. Un pastor evangélico lee la Biblia y transmite sus preceptos", aseguró a la revista GQ. Y, si bien cree que no es fácil adaptar a la sociedad actual preceptos que tienen más de mil años, sí ha cumplido con muchos principios de su credo. Por ejemplo, fue noticia por reconocer que llegó virgen al matrimonio con su actual esposa, Caroline Celico (se casó en diciembre de 2005). Llegó a asegurar que era "la opción que hemos elegido mi mujer y yo. No fue fácil llegar al matrimonio sin haber estado con ninguna mujer, pero la primera noche fue bellísima. La Biblia enseña que el verdadero amor se alcanza sólo con la boda, con el intercambio de sangre en el que la mujer pierde la virginidad. Caroline y yo nos besábamos y el deseo existía, pero si nuestra vida es tan bella ahora es porque supimos esperar".

Así es Kaká, una estrella del fútbol que no sale por la noche, no va a ningún sitio sin su mujer y celebra sus goles apuntando con sus dedos al cielo. Que será a partir de ahora el cielo del Santiago Bernabéu. Un fichaje de lujo para un jugador que sigue, pese a una temporada más discreta en la que el Milan no ha participado en la Champions League, en la elite de los mejores jugadores del mundo y que sueña con relanzar su trayectoria en el nuevo Real Madrid de Florentino Pérez, que ya tiene su primera gran estrella para devolver al Real Madrid al prime plano del 'planeta fútbol'.