El Betis es de Segunda

Liga BBVA | Betis 1 - Valladolid 1

El Betis es de Segunda

El Betis es de Segunda

El descenso bético fue acogido con una gran crispación social

Nueve años después, el Betis desciende a Segunda. Aquel batacazo de 2000 se amortiguó porque también el Sevilla, eterno rival, se fue al hoyo. Pero el fracaso de ayer, fracaso con mayúsculas, fue especialmente doloroso y sobre todo cruel.

Cuando Pérez Burrull dio el pitido final se consumó la tragedia. El Betis terminó empatado a puntos con el Getafe, pero salió tarifando por...¡un gol! Sólo el Betis puede descender así. Mientras la grada verdiblanca lloraba y no daba crédito, los cerca de 1.000 aficionados desplazados desde Valladolid cantaban y brincaban. Por segundo año consecutivo se mantienen en Primera sin apenas inversión y con un presupuesto de 24 millones de euros, la mitad que el Betis, a quien su inversión de 36 millones de euros en fichajes de relumbrón no le ha servido para paliar el humillante ridículo cosechado en la triste tarde de Heliópolis.

Incredulidad. La gente se quedó anestesiada. Nadie decía nada. Lágrimas y más lágrimas. Se susurraba el clásico ¡Lopera vete ya! Apenas transcurridos diez o quince minutos, las diferentes televisiones daban en directo las fiestas en Getafe, Gijón y Pamplona. Equipos de Primera. Y la tragedia comenzó. Intento de asalto al palco donde se encontraba el presidente bético. José León, con la intención de agredirle. Los insultos que recibió, los de siempre. "¡Cuchara!". Le llaman así porque dicen que "ni pincha ni corta". También recibió el impacto de una lata el consejero del Valladolid, Rafael González. Pero lo peor estaba por llegar.

Los alrededores del estadio Manuel Ruiz de Lopera se convirtieron en un improvisado Little Big Horn. No estaban Caster ni Toro Sentado. No volaban flechas ni balas. Pero sí bengalas, vallas y pelotas de goma. La Policía tomó posiciones y comenzó a emplearse a fondo. Empero, un importante grupo de seguidores verdiblancos se apostaron en la puerta de cristales, de acceso restringido para los jugadores. Alrededor de las 22:00 horas Emaná le envió un mensaje telefónico a su asesor en España, Miguel Saavedra. El camerunés, como el resto de sus compañeros, se encontraba atrincherado en el vestuario en espera de que los ánimos se calmasen: "Yo de aquí no salgo hasta que tu me digas". La cercana calle Tajo era triste testigo de actos de gamberrismo rupestre como destrozar contenedores. Y las Fuerzas del Orden, patrullando en imponentes caballos. A las 22:15 seguía esperando el autobús del Valladolid a que los jugadores castellanos pudieran, igualmente, salir del estadio. Máxima tensión.

Los gritos contra Lopera, León, el director deportivo, Manuel Momparlet y los jugadores y entrenador arreciaban. Un significativo grupo se presentó en la misma casa del máximo accionista verdiblanco, en calle Jabugo, para expresarle su rechazo. Se da la circunstancia de que, desde hace varios meses, todos los miércoles se citan con puntualidad en dicho lugar, donde Lopera tiene también sus oficinas, como medida de presión para exigirle su marcha del club. Es evidente. En el Betis existe una fractura social pero, ¿por qué?

Bota de oro. Manuel Ruiz de Lopera está considerado como el presidente más importante en la historia del Betis. Cogió un club moribundo y en Segunda. Impulsando su conversión en Sociedad Anómina Deportiva, auspició su salvación. Con Lorenzo Serra Ferrer como entrenador vivió su época más dorada. Un campeonato de Copa, un subcampeonato y clasificaciones para la Copa de la UEFA y la Champions. Pero aquí se marcó un punto de inflexión determinante.

La relación entre Lopera y Serra se deterioró. Y en un encuentro de Champions Betis-Anderlecht empezaron las primeras muestras de desaprobación contra el máximo dirigente, poco acostumbrado a las censuras, y que siempre gozó del favor mayoritario de su afición. El grito de "¡Bota de Oro. Lopera bota de oro!" le dolió de tal manera que ese día decidió no volver al palco. El equipo no funcionaba pese a invertir muchísimo dinero en fichajes: "Me he gastado 36.000 millones de pesetas en fichajes desde que estoy en el Betis", decía Lopera para responder a las voces que le censuraban y pedían su marcha. Surgieron como setas plataformas opositoras con protagonismo estelar del ex presidente Hugo Galera o del propio Lorenzo Serra Ferrer, que fue adoptado como 'bandera del antiloperismo'.

Tras la marcha del entrenador balear, Lopera contrató a entrenadores de reconocido prestigio. Pero Irureta, Luis Fernández y Héctor Cúper no tuvieron fortuna. Tampoco salió bien la apuesta por un hombre de la casa, Paco Chaparro, que había salvado al equipo de dos descensos consecutivos. La arriesgada apuesta por José María Nogués, que en el Betis B lo estaba haciendo muy bien, tampoco dio resultado.

La sombra del Sevilla. Estos últimos cuatro años de bailar con lobos han crispado a la hinchada. Eso es evidente. Pero la historia del Betis está jalonada de claros y de oscuros. Este es su decimoprimer descenso a Segunda. Uno menos que Murcia y Málaga, los líderes de esta deshonrosa clasificación. El 'manque pierda' es un modo de vida, de fidelidad a unos colores. Al fin y al cabo, como dice José León, "el Betis es el único equipo que ha sido Campeón de Tercera, Segunda y Primera". Lo que verdaderamente tiene quemado al bético medio es que estas vacas flacas coinciden con la mejor época histórica del Sevilla. Y ya saben ustedes cómo es esta ciudad.

Y bien. A las 22.30 horas los jugadores pudieron salir. La gente se tranquilizó. En el fondo, están bajo los efectos de un shock. Y Lopera, el primero. Siempre dijo que lo que más temía en el mundo era ver a su Betis en Segunda División. Hoy ésta es la realidad. El Betis ha bajado. Es el fin de un modelo. El modelo-Lopera. Tras 17 años de vigencia, es el momento de una reflexión. Porque el beticismo está hundido. Absolutamente hundido.