LIGA BBVA | SPORTING 2 - RECREATIVO 1
Un gol del canterano Morán mantiene al Sporting en Primera
Ersen Martin, que sólo llevaba un gol en Liga, puso en peligro al Sporting. David Barral empató en la segunda mitad. Luis Morán, producto de la cantera de Mareo, se convirtió en el héroe local al marcar el gol de la salvación en el minuto 66.
Desde el martes, la taquilla de El Molinón colgaba el cartel de "no hay entradas" para recibir al descendido Recre. El llenazo tenía como objetivo pregonar a los cuatro vientos que el Sporting estará un año más en Primera División, el campeonato en el que se siente más agusto El Molinón, uno de los estadios con más solera del fútbol español.
Los de Preciado han dicho adiós definitivamente a los fantasmas que le flagelaban con un tortuoso regreso a segunda, donde permaneció las últimas diez temporadas. El conjunto asturiano ha demostrado este año ser uno de los más aguerridos y animosos del campeonato; incluso llegó a estar en la zona tranquila de la tabla en el ecuador del campeonato, pero finalmente tuvo que esperar a la última jornada para escribir su ansiado final feliz.
Para el equipo asturiano, jugar el último partido contra el Recre, ya descendido, era una mala noticia: el Decano iba a tirar de orgullo, y vaya si lo hizo. Desde el primer minuto, los de Lucas Alcaraz plantearon un partido trabado, muy serio en defensa y con un centro del campo ordenado hasta la extenuación, que hizo que los recreativistas tuvieran de su lado la posesión.
Sin embargo, las ocasiones, el empuje y la ilusión los ponía el Sporting. Al menos durante el primer cuarto de hora y desde la banda derecha, con Diego Castro, Pedro y Kike Mateo muy bien asociados. Pero el primer batacazo tuvo nombre propio: Ersen Martin. El delantero turco es, probablemente, uno de los arietes más desconocidos de Primera División, apenas había jugado 15 partidos este año y sólo llevaba un gol... pero su segundo tanto lo iba a marcar en la última jornada, con su equipo descendido y el rival jugándose la vida.
Se puede decir que Martin es "especialista" en situaciones extremas, ya que el 28 de abril de 2008, marcó un gol al Levante que supuso el descenso a segunda del equipo valenciano. En esta ocasión, el derechazo desde fuera del área del gigantón turco ponía entre la espada y la pared al Sporting.
Pero era el último estertor del moribundo Recreativo, ya que en los últimos diez minutos de la primera mitad, Diego Castro contabilizó al menos tres ocasiones en combinaciones con Kike Mateo, dos de los jugadores más activos durante todo el partido. Al término de la primera mitad, Manolo Preciado resoplaba, el Sporting estaba en segunda y había recibido un tanto del equipo menos goleador del campeonato (34 goles en 38 partidos).
Cuando se desata la ira de Mareo
En la segunda parte, el Sporting fue otro equipo completamente distinto, con el único objetivo entre ceja y ceja de mantener la categoría. Tuvo una fe casi enfermiza, obsesiva, por marcar. Diego Castro, partiendo como extremo, hizo mucho daño en los primeros diez minutos, con dos grandes disparos que recibieron una magnífica respuesta de Riesgo, que parecía que por momentos iba a convertirse en el "coco" del Sporting.
Sin embargo, fue un gaditano, David Barral, el encargado de dinamitar El Molinón con una explosión de calidad desde el pico derecho del área recreativista. Su derechazo (décimo gol en Liga) se coló por el palo derecho de Riesgo, y puso al Sporting en Primera.
Sin embargo, apenas unos minutos después, la afición de El Molinón se quedó de piedra cuando Osasuna marcaba el segundo en el Reyno de Navarra, porque el tanto de Juanfran obligaba a los rojiblancos a marcar el segundo.
La tensión iba cada vez a más y el reloj a menos, pero el Sporting de Gijón tenía que salvarse de la mejor manera posible, con un gol de un canterano, con un acto de fe de Luis Morán, asturiano de Luanco, un producto de oro de la cantera de Mareo, que volvió loco dentro del área a Poli y marcó en el minuto 66 el gol más importante de su carrera: el que mantenía un año más a un histórico en Primera, y de paso, descendía a otro: El Betis.
En el 72, de nuevo Ersen Martin estuvo a punto de romper la magia de El Molinón, en un remate de cabeza sólo ante el meta Cuéllar, pero el espigado ariete marró la ocasión e hizo justicia en Gijón, que será un año más de Primera con protagonismo absoluto de una excepcional mina de futbolistas llamada Mareo.