El Cádiz consiguió en Irún su regreso del infierno

La tormenta arreciaba en el Stadium Gal. Corría el minuto 55' y el Bidasoa, anexo al campo, recibía un arreón de agua torrencial que despertaba la ilusión irundarra. El destino le daba una oportunidad a los locales, hastiados de tanta desgracia, hartos de llevar ya 44 años sin besar Segunda. Pero en estas, Javi Gracia arengaba a los suyos desde la banda, mientras trataban de circular un balón que navegaba flotante en un césped que no drenaba. La batalla, hasta ese momento, había sido sitiada desde el lado amarillo. Quemaba el añito en el infierno, pero al final, con mérito, las lágrimas acabaron siendo de emoción para los habitantes del Submarino Amarillo.

Sólo ha hecho falta una temporada para regresar a la Liga de Fútbol Profesional. El injusto varapalo que le regaló el destino al Cádiz con aquel penalti marrado en Alicante ha sido restituido a golpe de trabajo, ilusión, compromiso, arrojo y, sobre todo, humildad. Toedtli ha sido el héroe. De él fue el gol del partido de ida, el que ha valido el ascenso. No ha hecho falta esperar otros nueve años, como con aquel desgraciado periplo que se hizo eterno en las cavernas. Las lágrimas de alegría fueron agradecidas. Y el que más las derramó fue Javi Gracia, que por fin logró ese ascenso querido a la tercera intentona. ¡Qué gran entrenador!. Sin duda, merece arrancar su aventura en Segunda con el Cádiz.

La batalla del Gal no respondió a lo que avisaba Iñaki Alonso. El Real Unión salió timorato, como queriendo llevar las riendas pero sin convicción ni mucha fe. Enfrente, el equipo de Gracia respondía a las acometidas con serenidad y mucha concentración. Al final, el Cádiz controló y llegó su merecido ascenso.