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Liga BBVA | Penúltima jornada

Multifútbol

El Sevilla irá a Champions; el Atlético, casi. Recre y Numancia descendieron. Sporting, Osasuna y Getafe se mantienen con vida y meten en el ajo al Valladolid y al Betis. La última jornada será de infarto: sin incertidumbre no hay emoción, sin emoción no hay espectáculo, sin espectáculo no hay pasión y sin pasión no hay fútbol.

Diego Forlán.

Contra se tomó el elixir de Milanello

Con casi 34 años, Contra se pegó una carrera de 50 metros y le entregó a Soldado, más que un balón de gol, un salvoconducto con media permanencia para el Getafe. El rumano se transfiguró en aquel lateral siete pulmones del Euroalavés, aquel que maravilló a Berlusconi. En el Milán duró sólo un año y nunca (Atlético, Bromwich, Timisoara, Getafe...) volvería a encontrarse supercrack hasta ayer. Quizá el Milán, que gozó tantas veces de defensas injubilables como Baresi, Costacurta o Maldini, guarde en su vestuario algún elixir de juventud, un bálsamo que concede a los zagueros la capacidad de convertirse de nuevo en superestrellas. A la que edad que sea, estén donde estén.

Pipita, el de los 21

A los 21, a Kaká se le conocía como "ese semidesconocido" que acababa de fichar por el Milán. A los 21, Cristiano metió sólo 12 tantos con el United, ni imaginaba que algún día sostendría el Balón de Oro entre sus manos. A los 21, Ribéry militaba en el Metz, club galo de tercera fila. A los 21, Iniesta comenzó a entrar en los onces del Barça. A los 21, en una tarde gris del gris Real Madrid, Higuaín metió la cabeza entre una maraña de codos y marcó su vigesimoprimer gol liguero de esta campaña, confirmando otra vez que es un gran valor, quizá el mejor de que disponen los blancos en ataque. Ojalá el próximo presidente no le tenga al Pipita la ojeriza de Maradona porque, a los 21, suena a pecado que Higuaín no vaya con la selección de Argentina ¿Demasiado joven? Messi y Agüero andan por esa edad.

El sportinguismo hizo suyo el Nuevo Zorrilla

Tanta polémica con las entradas a 75 euros y, al final, Zorrilla no pudo o no quiso llenarse de gente blanquivioleta. Así que cedió, y fue el sportinguismo quien con más de 4.000 valientes vistió Pucela de ánimos y pasión, quien demostró de nuevo que ni títulos ni cracks, ni dinero ni milongas: es la afición la que hace crecer, ganar o sobrevivir a los equipos, su corazón. Que el fútbol sin color no importa nada. Y claro: el Sporting ganó, y da la sensación de que el Valladolid deberá remar hasta la salvación más que el equipo asturiano. Lástima de Colombino en Huelva, donde miles de recreativistas se ha reunido en Primera estos dos años. Lástima de sorianos, en Los Pajaritos y Getafe. Un consuelo para los que cayeron: llorad, llorad con ímpetu si queréis, pero no soltéis la mano de la esperanza. Hay que haber descendido alguna vez para saber lo que significa quedarse en Primera.

El suplicio de jiménez merece la renovación

Me sorprende Jiménez manteado por sus futbolistas y me apiado: cuánta tensión debió de descargar el del Arahal en esos momentos, nada más saber que el Sevilla jugará la Champions. Como dijo un técnico amargado: "Trabajar de entrenador significa levantarte muchas mañanas y pensar: 'ojalá mis padres no se hubieran conocido". En el caso de Jiménez, el sufrimiento se multiplica por dos, pues ha hecho de técnico y de aficionado, sevillista de carnet. O por tres, porque se trata de un hombre de la casa, y a los de la casa, como a los hijos, siempre se les exige mucho más. Sólo por el suplicio, los años de vida en el marcapasos, merece Manolo la renovación.

El personaje: Forlán

Etoo se comerá las uñas de rabia al pensar que Forlán le va a arrebatar otra vez la Bota de Oro. Ya se la quitó hace cuatro años, aún militaba el uruguayo en el Villarreal y tuvo que compartirlo con el francés Henry, entonces en el Arsenal. Las cuentas para ganar este galardón, que premia al mejor goleador de Europa, resultan algo relativas, pues los tantos puntúan más o menos dependiendo de la liga en los que se anoten. Menos condicionantes alberga otra cifra, esos 31 goles en 32 partidos que ha hecho Forlán. Más de una treintena y casi un tanto por partido. La media suena fuerte y desconocida, habría que remontarse a los primeros tiempos de Ronaldo (96-97, 34 goles en el Barça), al Hugo Sánchez más maduro (38, 89-90, Real Madrid) o a la explosión de otro atlético que nunca regresó a esos guarismos, el brasileño Baltazar (35 dianas, 88-89) para encontrar anotadores tan eficaces y prolíficos. Forlán es un héroe discreto que habla bajito en las salas de Prensa... pero se harta de rugir cuando se explica con el balón. No hay grito más enérgico, ni más puro, que cantar un gol (o tres) con el que has alcanzado la gloria.

Hleb, un lunar en este Barça

Abismo de autoestima, el de Hleb. Llegó como estrella y vive como segundón el final de Liga. Fue titular y perdió con Osasuna. El naufragio en su fichaje demuestra que ningún proyecto, ni siquiera la engrasada máquina de Guardiola, es perfecto.

Canobbio contra Cuéllar

Cuéllar contra Canobbio, apenas diez segundos para que Borbalán pite el final. Chuta el uruguayo a bocajarro y la detiene el portero del Sporting. De ser gol, el Valladolid se habría salvado. Si cae en Heliópolis, no habrá pucelano que no recuerde esta jugada.

Uru-goles: Pandiani y Alonso

Canobbio no marcó, pero Forlán sí... y Pandiani, que hace soñar a Osasuna; y Alonso, que alivia al Espanyol. Y Sosa, Ghiggia, Morena, Schiaffino, tres Mundiales, 14 Copas de América. Uruguay es fútbol. Uruguay sabe a gol.

Edu también es gol, goles de salvación como los que hizo en Santander en 2007 y como el que salvaba al Betis en Málaga. Pero hasta los héroes caen en el abismo.

Llorente, 2; Villa, 1. Ganó el vasco el duelo de goleadores, ganó el Villarreal seguir aspirando a Champions. Desgraciadamente para el Guaje, al fútbol juegan 11.