Charangas y fiesta en el fin de semana de la ilusión vasca

Va calentando motores la ciudad de Irún para el encuentro de vuelta de pasado mañana ante el Cádiz. A partir de las siete, el cuadro fronterizo tiene una nueva cita con la historia, y su afición no va a darle la espalda en un momento tan importante.

Así, el presidente del Real Unión, Ricardo García, anunció ayer que el campo estará lleno a la hora del encuentro, ya que apenas quedan unas cuantas entradas de pie en Preferencia en las taquillas del club. Se prevé que mañana ya no quede papel a la venta.

Asimismo, el máximo mandatario presentó una serie de actos festivos, con txarangas y animación callejera, que tendrán lugar en la ciudad fronteriza durante todo el fin de semana. La afición va recogiendo sus localidades a fuerte ritmo, y la ilusión del ascenso es ya palpable en toda la ciudad.

Y en esos momentos, surgen los nombres de Alvero y Ramos, protagonistas del reciente pasado más triste del real Unión. En el último partido de la fase en 2003, un Real Unión-Gramenet, un gol del catalán Alvero frustró el ascenso vasco. Dos años más tarde, ante el Lorca y en una prórroga agónica en Gal, Ramos sorprendió en el minuto 119 con un tiro de larga distancia que suponía el 1-3 y el ascenso murciano. Ha pasado el tiempo, y el conjunto fronterizo quiere olvidar del todo aquellos dos instantes de infinita tristeza. La mejor manera sería cantando sobre las nueve de la noche del domingo el ansiado ascenso a Segunda A.