UEFA | Shakhtar Donetsk 2 - WERDER BREMEN 1
El Shakhtar Donetsk se doctora en la prórroga y se lleva la UEFA
El Shakhtar Donetsk se impone en la prórroga al Werder Bremen con un tanto de Jadson (2-1) y lleva la Copa de la UEFA por primera vez a Ucrania.
Con menos renombre cada año, el segundo torneo continental europeo echaba el cierre en el Sükrü Saraçoglu, santuario del Fenerbahçe de Luis Aragonés, y lo hacía con dos equipos que iniciaron en septiembre su andadura europea en la Champions League pero el tercer puesto obtenido en la fase de grupos les lanzó directamente a una Copa de la UEFA, que a partir del año que viene pasará a llamarse UEFA Europa League. Shakhtar Donetsk- Werder Bremen. A priori, final descafeinada para un torneo por el que han pasado potencias como el Milán (eliminado por el Bremen), El Manchester City de Robinho y los millones, el Zenit (último campeón), el siempre presente Ajax de Ámsterdam y el Valencia (campeón en la 2003/04).
Aún así, siempre hay que buscarle el punto atractivo a esta cita, plato que abre boca a lo que vendrá la semana que viene con el Barcelona-Manchester United en la Champions y su rival de la próxima Supercopa de Europa. El Bremen tenía la ocasión de pasar la mopa a sus vitrinas con otro título europeo tras la Recopa 91-92. Trofeo que consiguió con Thomas Schaaf como jugador y hoy en el banco alemán tenía que salir al frente sin sus pilares Diego, Hugo Almeida y Mertesacker. Bajas sensibles que sin duda mermaron el potencial alemán y los ucranianos del Shakhtar, siempre escudados en sus brasileños, pudieron aprovecharse y supieron jugar sus bazas para regalar el primer título a su país tras la separación de la URSS.
Finalmente, los de Ucrania pasearán el trofeo por las calles de Donetsk por primera vez tras deshacerse en la prórroga del Werder Bremen, en un partido donde se impuso el talento brasileño al músculo alemán. Y es que si los ucranianos querían tener alguna opción de ser campeones, éstas pasaban, sin duda, por apostar por el ataque sudamericano y cerrarse bien en los balones colgados del Bremen.
Para ello, Lucescu plantó a Fernandinho, Luiz Adriano, Jadson, Willian e Ilsinho de medio campo para arriba en busca de fluidez atacante. Y la idea se plasmó en el terreno de juego de forma impecable porque desde el primer minuto, los del este de Ucrania, confiaron en la electricidad de Ilsinho para marear a la zaga teutona con su vivacidad y sus bicicletas. El Shakhtar monopolizaba la posesión y el control del juego, mientras el Werder seguía perdido sin saber dónde empezar a morder a su rival. La timidez de los alemanes a punto les costó un gol tempranero cuando a Adriano se le hizo pequeña la portería y, libre de marca, disparó fuera a los cinco minutos de juego.
Los balones colgados a Pizarro no llegaban y los alemanes sólo podían intimidar con jugadas por el centro entre Ozil, Rosenberg y el atacante peruano. Aún así, cuando los de Bremen parecían haber dado con la tecla, aumentando la posesión y haciendo recular a los ucranianos, Luiz Adriano les asestó el golpe que no llegó a impactar al inicio del partido con una vaselina magistral ante Wiese. A partir de aquí, a remar a contracorriente. Pero esto gusta en el fútbol alemán. Enseñan el dulce y cuando se te cae la baba, lo esconden y encima te dan una colleja con la otra mano. Así sucedió porque sin llegar a tomar la iniciativa del fútbol, el Werder movía el balón tímidamente, sin aparente peligro y a los 34 minutos se encontraron con una falta lejana que se la pidió Naldo. Aquí fue cuando Pyatov decidió cambiar el típico salivazo en los guantes por una manita de aceite y regalar el tanto del empate tras un lanzamiento seco del central pero sin colocación suficiente para hacerle peligroso. Casi sin querer, el Werder Bremen se encontró en el ecuador del partido con un empate injusto y sin quemar apenas calorías. Energía que probablemente iba a ser crucial para aguantar hasta el final con posibilidades de alzarse con la Copa.
Lucescu no debía subrayar nada en el vestuario. Únicamente, si acaso, que sus jugadores siguieran llevando el control del juego sin volverse locos porque los de Schaaf intentarían racanear hasta el tramo final para buscar el picotazo. Dicho y hecho porque la película seguía protagonizada por el Shakhtar Donetsk y seguía amenazando la puerta de Wiese, que éste si demostró conocer los manuales sobre los despejes cuando sacó in extremis un tiro libre de Jadson. De todas formas, el Bremen no daba las mismas facilidades que en los primeros 45 minutos y, sin querer la pelota, buscaba la espalda de la defensa ucraniana y rezaba a las jugadas a balón parado, supuestamente su mejor baza. Supuestamente porque sobre el papel el Werder tiene más potencia y más centímetros pero los de Ucrania se defendían con algunos destellos de calidad, haciendo cambios de juego medidos al pie y pinchados por Jadson con una clase propia de crack.
Se quemaban los cartuchos y junto a ellos los jugadores y el Bremen fue el primero en darse cuenta cuando quitó a Rosenberg por Hunt. Cambio previsible y el largo delantero pudo besar el santo nada más ingresar al terreno de juego con una falta botada por Ozail, que la remató Pizarro y en boca de gol, Hunt no llegó al esférico. Los minutos de riesgo llegaron sin sorpresas. Con los de Donetsk fundidos, los teutones enseñaban músculo sin lanzarse abiertamente al ataque y los equipos decidieron homenajear en su último partido a Medina Cantelajo con una prórroga merecida para las tres partes.
Wiese se solidariza con Pyatov
Aquí ya no hay medias tintas y ni siquiera la superioridad física resultó determinante para alzar la Copa. De nuevo fue un pequeño detalle, un error en el peor momento... Lo que desequilibró la final volvió a ser otro fallo del portero. Esta vez le tocó el turno al otro, a Wiese, que echó por tierra la buena actuación del resto del partido cuando Jadson aprovechó un pase de Srna y el brasileño la enganchó mordida y el tierno disparo se le escapó al meta del Werder.
La final ya estaba desequilibrada y el Werder buscó la heroicidad con un gol a la desesperada. Y a punto estuvieron de conseguirla cuando Medina no quiso señalar un posible penalti sobre Pizarro y otro tanto anulado al peruano a falta de un minuto para el final de la prórroga.
Segundo año consecutivo en el que un equipo ex soviético se vuelve con la Copa de la UEFA a casa (el año pasado lo hizo el Zenit) y la primera vez que Ucrania consigue un título europeo. Para el Werder Bremen la tristeza no es total porque el 30 de mayo podrá desquitarse del golpe con la final de la Copa de Alemania contra el Leverkusen.