Riki evita que el Getafe celebre ya la salvación

El Getafe acarició ayer la salvación, pero un gol de un ex azulón hizo que los deberes queden pendientes, como mínimo, una jornada más. Con todo, el punto de ayer tiene mérito, mucho mérito, sobre todo por la forma en que se consiguió. Míchel, ajeno a los dramas del descenso, está convencido de que seguir en Primera pasa por jugar bien al fútbol, y lo lleva a la práctica con todas la consecuencias. Primero apostando por un once atrevido, con un quinteto de jugones de alta escuela: Casquero, Granero, Albín, Uche y Soldado. De esta filosofía se han impregnado sus jugadores, que ni se inmutaron con la lesión de Casquero, que no temblaron con Riazor ni con la impresionante racha que el Depor exponía como aval intimidatorio antes del partido.

Durante el primer tiempo el control, la combinación y el fútbol fue del Getafe, pero sin embargo las ocasiones más claras se las llevó el Depor, y quizás de estas situaciones es de donde nace la angustia de un equipo que no debería pelear sólo por la supervivencia. Primero Guardado probó a Ustari y luego Bodipo se encontró con el poste cuando Riazor ya cantaba gol.

Soldado dio primero. Toda la ineficacia del primer tiempo se volvió pólvora en 33 segundos. Ése fue el tiempo que tardó Soldado en conectar un cabezazo tras el descanso a pase de Cortés. El gol saludaba la ambición de Míchel, y el premio gordo, la salvación, acariciaba al Getafe.

El gol despertó al Deportivo. Le recordó que se estaba jugando Europa, que estaba defendiendo su puesto de UEFA, que era una quimera hace unas semanas. Y de nuevo apareció Bodipo, y de nuevo Ustari mantuvo el tipo.

El Depor percutió y percutió, pero la luz no apareció hasta que Valerón entró a once minutos del final. De él nació el empate, que tuvo valor porque un poco antes Aranzubía le había robado a Uche el 0-2. La magia del Flaco permitió que Riki, precisamente Riki, empatase cuando el partido moría. Incluso tuvo tiempo de dejarle la victoria en los pies a Riki, pero el balón se quedó atrás y evitó un castigo inmerecido para el Getafe.