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Liga BBVA | Atlético 1 - Valencia 0

Forlán acerca la Champions

El Atlético fue muy superior a un Valencia que apenas inquietó el marco de Leo Franco. Sólo César Sánchez y la falta de puntería de la delantera colchonera evitó una goleada. Mejuto pitó un penalti inexistente a Agüero, que transformó Forlán, y no señaló otro claro al argentino. El Atlético, que disputará las dos jornadas restantes ante conjuntos que no se juegan nada, ve la Champions al alcance de la mano.

Forlán acerca la Champions

Paso adelante, casi agigantado, del Atlético en su camino hacia la Liga de Campeones. El conjunto colchonero ha solventado el match-ball ante el Valencia con nota, e intercambian puestos a falta de dos jornadas que se presentan apasionantes y en principio favorables a los rojiblancos. Dependen de sí mismos los hombres de Abel, que si además exhiben el nivel de esta noche, mejorando la puntería, no debería tener problemas en lograr el objetivo. El Valencia tiene un calendario más comlpicado, con otro duelo directo la semana que viene ante el Villarreal. El Atlético, en contra de lo que es habitual, tiene motivos para ser optimista.

A priori podía adivinarse que no sería un encuentro que brillaría por ofrecer un fútbol de salón. El Atlético no está para detenerse en detalles mundanos como ese. Cuando estando quinto, tu público oscila entre el abucheo y la ovación con la facilidad de un elemento extremadamente volátil, es síntoma de que hay que preocuparse de las cosas esencialmente importantes. Los jugadores tienen ese concepto más que asumido y hoy no había ni una duda de lo que había que hacer.

Y algo parecido le pasaba al Valencia, cuyo estilo de juego, sobre todo fuera de casa, no deja lugar a florituras, optando por la vía práctica, tirando por la efectividad. Conclusión, el encuentro se disputó en un pañuelo, con ambos conjuntos obsesionados con ahogar al rival. El que se llevara la victoria en esa batalla tendría la victoria un poco más cerca. Y ese fue el Atlético. Los primeros 20 minutos fueron un toma y daca constante, con un ritmo altísimo, aunque con poco control sobre el juego por parte de ninguno de los contendientes.

Con el paso del tiempo el Atlético fue declinando la balanza a su favor. A base de empuje, como si de una melé se tratara, fue retirando a su rival hacia posiciones cada vez más retrasadas, adueñándose del balón, y rondando el área de César. El caudal ofensivo se generaba casi siempre por la derecha, donde Ujfalusi y Maxi (o Simao) estaban sacando los colores a un Alexis desbordado. Al público le gustaba lo que veía. Su equipo dominaba claramente un partido como pocas veces lo ha hecho este año ante un rival de enjundia, y comenzaron a llegar las ocasiones.

La más clara, un doble remate de Maxi, que César, algo inseguro, en especial en las salidas, solventó como buenamente pudo. El Valencia ofrecía poca respuesta. Y en esta ocasión bien está reconocer el mérito del centro del campo y la zaga rojiblanca. Sólo Pablo Hernández, por la derecha daba algún que otro susto, y se mostraba mucho más activo que Mata por el lado contrario. El dominio del Atlético iba en aumento y llegó la primera jugada polémica del encuentro, un posible penalti sobre Agüero, que cayó al intentar cazar de cabeza un centro de Maxi desde la derecha. Mejuto no picó.

Pero sí lo haría minutos después, al borde de la media hora, cuando el 'Kun' encaró a César, le recortó hacia la izquierda, y se fue al suelo. La jugada era difícil de ver. Mejuto no lo dudó. Directo al punto fatídico y amarilla a un César que no se lo creía. Normal, ni le había tocado. Forlán, no podía ser otro el encargado de tomar tamaña responsabilidad, convirtió el castigo. El encuentro cambiaba completamente. El Valencia tenía que cambiar su plan de inmediato, y el Atlético tenía que intentar que el partido no enloqueciera.

Se cumplió a medias. El Valencia, efectivamente, se estiró. Tuvo incluso su mejor ocasión en el encuentro, en un mano a mano de Mata con Leo Franco que cayó del lado del guardameta. El Atlético por su parte, no se amedrentó, sacó pecho y se metió de lleno en un intercambio de golpes, lo que curiosamente le ha salido muy bien esta temporada en numerosas ocasiones. Llegaron entonces los mejore momentos del choque para los locales, que dispusieron de hasta tres ocasiones claras de gol. La figura de César se tornó entonces en fundamental, y evitó que su equipo llegara al descanso con el marcador mucho más en contra. Con un cabreo monumental, por el error arbitral y por como estaban saliendo las cosas, el portero tuvo un rifirrafe con Agüero en la entrada a los vestuarios, pero la cosa no pasó a mayores.

Un Atlético sin pólvora y un Valencia inoperante

Pero no habían acabado aún los motivos para que el bueno de César no estuviera contento. Nada más reanudarse el encuentro, en el minuto 1, un error en cadena de su centro del campo y su defensa posibilitó un magistral pase de Domínguez a Simao. El portugués, dubitativo, terminó estrellando el balón contra el cuerpo del portero. Cuatro minutos después fue Agüero quien pudo hacer el segundo para su equipo, pero su cabezazo, tras un centro medido de Pernía, se marchó fuera por escasos centímetros.

El Atlético perdonaba y el Valencia despertaba. Chocaba sobremanera la diferencia en cuanto a la intensidad que unos y otros habían afrontado el encuentro tras la salida de vestuarios, más aún teniendo en cuenta que la diferencia no era ni mucho menos insalvable y el goal-average estaba en juego. Los de Emery fueron volviendo, de dónde quiera que estuvieran, al encuentro paulatinamente.

El conjunto 'ché' comenzaba a aproximarse poco a poco al área de Leo Franco, aunque con muy poco peligro. El encuentro se volvió de pronto anodino. Poco o nada ocurría sobre el césped, donde todo se perdía en una lucha por el dominio del centro del campo en el que ninguno terminaba de imponerse. En esas estábamos cuando llegó la tercera jugada polémica del encuentro. Agüero, dentro del área, lanza un caño a Maduro y, ya sin balón de por medio, cae tras un pisotón del holandés. A pesar de la teatralidad del 'Kun', penalti claro. Mejuto, en ese extraño afán de compensación, no lo pita y amonesta al argentino.

Ante lo previsible que se estaba volviendo el juego, Emery reaccionó primero desde los banquillos, dando entrada a Joaquín en lugar de Baraja. Minutos más tarde daría un paso más apostando por Morientes en detrimento de Pablo. Abel respondió dando minutos a Sinama, que entró por Simao, más para reforzar físicamente la medular colchonera que para sorprender a la contra, que también. Las fuerzas ya no acompañaban como al principio, aunque cada unos lo llevaban mejor. Como Forlán, que, prácticamente fundido, se colocó en la mediapunta y, sin necesidad casi de moverse y sin grandes esfuerzos, daba coherencia e intención al juego de su equipo cuando el balón pasaba por sus botas. De hecho tuvo la última ocasión para su equipo pasada la media hora de la segunda parte. El uruguayo, desde la frontal, sufrió el mismo mal que sus compañeros y terminó estrellando el cuero contra el cuerpo de César.

Según se acercaba el final, el Atlético comenzaba a preocuparse más por mantener el resultado que por buscar el gol de la tranquilidad. Después de todas las oportunidades desperdiciadas, si este partido se escapaba el palo anímico sería tremendo, con lo que aún queda por delante. Además, el Valencia tampoco estaba a tope de fuerzas que se diga. Los visitantes lo intentaron de ahí al final, aunque con escaso peligro. En todo momento pareció más cerca el segundo atlético que el empate. Seguían produciéndose los cambios. Miguel por Maxi en el Atlético y Michel por Edu en el Valencia. La acumulación de jugadores en posiciones defensivas de poco le sirvió a los visitantes. Con un Calderón totalmente entregado, el Atlético encontró el pitido final con menos agobios de los esperados, y alcanza el tan ansiado cuarto puesto por primera vez este año. Con un calendario bastante más asequible en estos dos partidos, por fin el futuro se ve mucho más despejado a orillas del Manzanares.